Adalides, respeto y emociones en la Educación Física en
Argentina entre 1946 y 1955

 

Champions, respect and emotions in Physical Education in

Argentina between 1946 and 1955

 

 

Recibido: 28 de mayo 2020

Evaluado: 05 de agosto 2020

Aceptado: 29 de octubre 2020

 

Iván Pablo Orbuch

ivan.orbuch@unahur.edu.ar

https://orcid.org/0000-0001-7596-4611

Docente e Investigador de la Universidad Nacional de Hurlingham.

Instituto de Educación y de la UBA.

 

DOI: https://doi.org/10.35756/educaumch.202016.157


Como citar.

Pablo Orbuch, I. (2020). Adalides, respeto y emociones en la Educación Física en Argentina entre 1946 y 1955. Revista EDUCA UMCH, (16), 217-234. https://doi.org/10.35756/educaumch.202016.15

 

Resumen

En Argentina, entre los años 1946 y 1955 el impulso a la educación corporal fue en aumento. Desde la perspectiva del gobierno peronista, la Educación Física era un firme aliado para lograr el autocontrol y la regulación de las emociones en los jóvenes que asistían a la escuela. Un grupo de estudiantes avanzados de la citada asignatura funcionó como una correa de transmisión de los postulados oficiales, en tanto eran poseedores de determinados atributos que les permitían gozar de la confianza de sus pares. Entre ellos puede citarse el respeto. Eran los adalides quienes tenían un reglamento especial que regía todo su accionar. El mismo abarcaba desde la indumentaria hasta las cualidades personales que debían tener. En el caso de la presente investigación, se abordará sobre lo sucedido en escuelas a las cuales sólo concurrían mujeres. Los discursos de las directoras de las instituciones educativas, permiten comprender, el distinto espacio que las emociones tuvieron en las clases de Educación Física en la Argentina gobernada por Juan Domingo Perón.

Palabras clave: Adalides-Argentina-Emociones-Respeto-Educación Física

Abstract

In Argentina, between 1946 and 1955, the impulse to body education was increasing. From the perspective of the Peronist government, Physical Education was a firm ally to achieve self-control and the regulation of emotions in young people who attended school. A group of advanced students of the aforementioned functional subject as a transmission belt of the official postulates, insofar as they were possessors of specific attributes that allowed them to enjoy the trust of their peers. Respect can be cited among them. It was the champions who had a special regulation that governed all their actions. It ranged from clothing to personal qualities that they should have. In the case of this research, it will address what happened in schools where only women attended. The speeches of the directors of educational institutions allow us to understand the different space that emotions had in Physical Education classes in Argentina governed by Juan Domingo Perón.

Keywords: Champions-Argentina-Emotions-Respect-Physical Education

Introducción

La Educación Física, en tanto asignatura que nació con la formación de los modernos sistemas educativos fue uno de los dispositivos específicos que tenía como propósitos lograr el autocontrol y la regulación de las emociones1. Dentro de la contención de las conductas consideradas indeseables, la educación de los cuerpos ocupó un espacio relevante. De acuerdo con la afirmación de Garriga Zucal (2018), la regulación de las pasiones se transformó en el pilar de la subjetividad racional de la modernidad.

En Argentina, en la década de 1940, un grupo de estudiantes avanzados de Educación Física, llamados adalides, comenzó a colaborar con los docentes en las clases. Cabe preguntarse: ¿Cuál era el mecanismo de selección de estos estudiantes? ¿Cuáles eran sus funciones? ¿Fue una innovación del gobierno peronista? ¿Cómo fue su actuación en las escuelas? Interrogantes en busca de respuestas que ayudarán a tener una mejor comprensión de su accionar, lo que redundará en un conocimiento más acabado de las políticas públicas atinentes a la cultura física en un periodo histórico determinado, que en este caso abarca los años comprendidos entre 1946 y 1955, lapso conocido como peronismo clásico. Partiendo de la base de que las emociones han sido un objeto de estudio relegado en el vasto campo de las ciencias sociales, un análisis de las mismas se torna relevante en el abordaje de una política pública determinada como lo fue el espacio ocupado por los adalides en las clases de Educación Física. Cabe mencionar que para profundizar en las emociones es perentorio considerar su trama socio histórica (Kaplan, Krotsch, 2018). En ese sentido, es pertinente aclarar que las fuentes utilizadas en la presente investigación serán discursos ofrecidos por directoras de instituciones públicas, a las cuales solo asistían mujeres, en la llamada Fiesta de la Adalid. Un análisis de esas palabras permitirá entender el lugar que el cuerpo ocupaba como eje de lo emocional, y como el escenario adonde se conjugaban diversas prácticas, sentidos y disposiciones vinculados al entramado social (Dettano, 2011).

A modo de hipótesis, puede pensarse que el lugar que las adalides tuvieron en el sistema educativo fue una respuesta del Estado a las demandas sociales referidas al modo en que se difundía la cultura física en las escuelas argentinas, dado que la carencia de docentes era un problema a resolver. Empero, no debe dejar de mencionarse el creciente peso de algunas características presentes en el alumnado seleccionado para ejecutar dichas funciones.

 




1 La presente investigación es parte del proyecto UBACYT “Violencias, estigmatización y condición estudiantil. Una sociología de la educación sobre las emociones y los cuerpos”, dirigido por la Doctora Carina  Kaplan.

En ese sentido, el respeto, como una cualidad valorada por toda la comunidad educativa, y las emociones serán componentes distintivos de estas jóvenes estudiantes que ganaron protagonismo en las clases de Educación Física.

En virtud de lo expuesto, el presente trabajo buscará identificar cuáles fueron los postulados utilizados para la fundación del cuerpo de adalides, cuestión que se analizará en el primer apartado. En el siguiente, se tratará su recepción en las escuelas normales, mediante un abordaje de los discursos de las directoras en ocasión de la Fiesta de la Adalid, lo que permitirá conocer algunas características presentes en la educación de los cuerpos en Argentina, a mediados del siglo pasado. Por último, las conclusiones permitirán recuperar lo planteado en la investigación.

Objetivos de un adalid

El documento llamado Las Bases para la reglamentación del cuerpo de adalides, dispuesto en la circular 71 de 1949 junto a la organización de los clubes colegiales2, proporciona elementos valiosos para el análisis de las funciones de los adalides y lo que significaba ser parte de ese cuerpo, tanto para directivos, como para docentes y estudiantes. En la implementación de la medida, el apoyo oficial fue constante. Por caso, puede leerse que el Director General de Enseñanza Secundaria Normal y Especial, Oscar Vigliani, solicitó el máximo apoyo por parte de los Rectores y Directores para su organización y funcionamiento y les solicitó que “antes del 31 de diciembre, los establecimientos envíen, separadas de la memoria anual, las observaciones que estimen oportuno formular respecto al funcionamiento de este cuerpo” (Circular N° 71, 1949: 1376), lo cual puede entenderse como un espaldarazo a la iniciativa.

En esa dirección, cabe mencionar que el rol de los adalides fue pensado como relevante dentro de las clases de Educación Física:

El Cuerpo de Adalides se crea con el fin de proporcionar a los alumnos la oportunidad de cooperar en la organización y realización de las actividades de Educación Física y otras afines, a la vez que se les brinda la posibilidad de desarrollar sus buenas cualidades en beneficio de sus compañeros (Circular N° 71, 1949: 1376).

Para poder ser elegidos como adalides, los alumnos debían cumplir ciertas pautas morales, dado que “la condición de adalid es un honor al que solo puede aspirar el alumnos escogidos tenían que poseer actitudes de líderes grupales, ascendiente,  


                                                               




2 Estos clubes fueron creados durante la gestión de Oscar Ivanissevich con el objetivo de lograr que “todo establecimiento de educación sea centro de irradiación y de atracción cultural y social” y generara nuevos vínculos con el medio social (Diario Democracia, 18 de septiembre de 1947). El lugar de la Educación Física y los deportes fue central allí.

responsabilidad, espíritu de trabajo y cooperación social, simpatía, altruismo, destreza física y experiencia en los distintos tipos de deportes. El respeto que sus compañeros profesaban hacia ellos, era otro aspecto importante para llegar a ser un adalid. Desde la perspectiva de Kaplan y Silva (2016), los procesos de valía social pueden inscribirse como una práctica social de carácter intersubjetivo que requiere de una actitud confirmatoria por parte de los otros.

Asimismo, cuando el Departamento de Educación Física lo solicitaba debía colaborar en el armado de clases como modelo, armador de subgrupos cuando sea oportuno y preparando los elementos de trabajo. También tenía que cumplir con labores administrativas realizando cuadros estadísticos sobre los alumnos y las clases, así como ayudando en tareas organizacionales. “La función del Adalid se cumplirá sin mengua de las oportunidades de ejercitarse en la expresada colaboración que los profesores deben dar a todos los alumnos, de acuerdo con un principio de educación democrática” (1949: 1376).

El lema de este cuerpo iba en sintonía con los postulados sostenidos por el gobierno peronista, por los cuales los esfuerzos individuales tributaban a la construcción colectiva: “mayor responsabilidad y menores privilegios en beneficio de sus semejantes” (1949: 1376).

El Cuerpo de Adalides estaba a cargo del Secretario del Departamento de Educación Física de cada institución educativa, quien tenía la responsabilidad por su correcto funcionamiento. Respecto a la cantidad de miembros, se enfatizaba en que no tenían que exceder los tres por división, mientras que en los colegios mixtos el Cuerpo de Adalides debía estar constituido por miembros de ambos sexos.

Existían dos categorías: los aspirantes a Adalides y los Adalides. Los primeros eran alumnos del primero al penúltimo año de la escuela secundaria. Debían tener, como indumentaria que los identificara, una letra a minúscula, de 10 cm de alto por 8 cm de ancho, de color celeste sobre fondo blanco, en el centro de la camiseta, blazer o blusa. Por su parte, los Adalides podían ser elegidos entre los alumnos de segundo al último año del secundario. Su indumentaria era una letra a mayúscula, de 12 cm de alto por 12 cm de ancho, también de color celeste sobre fondo blanco (1949: 1376).

Ambas categorías debían realizar un curso teórico y práctico para finalmente poder ser admitidos. En el primer caso los materiales de estudio estaban orientados al estudio y comentario del reglamento del Cuerpo de Adalides. Los propósitos eran conocer el concepto y la finalidad que la Educación Física tenía en las escuelas. A su vez, debían tener en claro el reglamento de varios juegos colectivos y de iniciación deportiva, así como tenían que saber la reglamentación de al menos un deporte del programa. Tenían que poseer nociones de higiene y primeros auxilios con la finalidad de poder aplicar esos saberes en las clases de Educación Física. Además, debían tener conocimientos sobre los usos pedagógicos del tiempo libre y la organización de actividades complementarias. Respecto a la parte práctica los aspirantes debían manejar las voces de mando necesarias para formar y desplazar un grupo de alumnos, a su vez debían conocer las técnicas de ejecución de ejercicios libres y rítmicos, la técnica de ejecución de algunas pruebas de eficiencia física, la técnica de los juegos y del deporte estudiado y debían saber natación, salvataje y respiración artificial (1949: 1376). Puede apreciarse que la puesta en práctica de todas estas tareas necesitaba de la legitimidad de los compañeros de curso de estos adalides, siendo el respeto un componente central en el vínculo estudiantil.

Considero que la figura del adalid tomó relevancia en los primeros años de los gobiernos peronistas dada la cantidad de saberes que debían manejar razón por la cual podían asimilarse a un docente. Como su nombre lo indica, sus orígenes estuvieron ligados a ser un ejemplo de alumno, básicamente por su gran ascendiente sobre ellos, y por ende facilitaban la tarea del profesor en las clases de Educación Física.

La primera vez que apareció esa palabra en un documento oficial ligado a las prácticas de la disciplina en las escuelas públicas, y legitimadas por las autoridades educativas, fue en la Circular N° 23 del 30 de junio de 1940. Allí la palabra Adalid fue adoptada indistintamente con la de Leader o Líder, que es la aceptación gramatical al castellano. Un año antes, el primer cuerpo de Adalides Activos arrancó su funcionamiento en el Colegio Nacional N° 7 Juan Martín de Pueyrredón, situado en el barrio de San Telmo en Capital Federal por iniciativa del profesor José D´Amico3,

De acuerdo al docente, en un libro de su autoría en el que buscó analizar la introducción de los adalides, su buena aceptación en el alumnado y en el plantel docente motivó su extensión a más escuelas, esta vez con la venia estatal, y no como mera iniciativa individual (D´Amico, 1948: 12). Según su introductor, las motivaciones de su implementación fueron pedagógicas y siguieron los criterios esbozados por Tomás Arnold4 que observaba en el adiestramiento físico una virtud moralizadora y en el libre desenvolvimiento de los alumnos en sus propias actividades, una manera de ejercer la autoridad y delegarla de un modo racional. D´Amico afirma que un fin moral solo podía lograrse por medios físicos, de ahí la importancia que vislumbraba en la disciplina aportada  por esta forma de organizar las clases de Educación Física.

 




3Nacido en 1914 y fallecido en 1994 fue profesor de Educación Física, Preparador Físico en clubes como Racing Club y Director Técnico en Boca y la Selección Argentina de fútbol.

4 Nació en 1795 y murió en 1842. Fue el Director del Colegio de Rugby en Inglaterra y quien introdujo el deporte en la escuela como recurso pedagógico, propiciando una organización dirigida y administrada por los estudiantes, a modo de una escuela práctica de la sociedad.

En su libro, D´Amico resaltó que los creadores a nivel mundial del Cuerpo de Adalides fueron las autoridades de la Asociación Cristiana de Jóvenes en los comienzos del siglo pasado. Esto era un indicio del peso eclesiástico en lo concerniente a la educación corporal, en línea con lo indagado por Paola Dogliotti (2013) para el caso uruguayo. En un inicio, las tareas del Adalid fueron la colaboración con el desarrollo de las clases, facilitando el dictado de las mismas con y sin aparatos. Con el tiempo, sus miembros asumieron:

notables proyecciones y fueron verdaderos abanderados de la causa que los agrupaba e intérpretes fieles de la nueva conciencia idealista que difundían mediante el altruismo, la sana cooperación y el ánimo de la desinteresada colaboración, donde hermanaban recíprocamente las actividades físicas con las del espíritu (D´ Amico, 1948: 13).

Sea por lo organizativo, lo disciplinario o las raíces católicas, diversas escuelas contaron con Cuerpos de Adalides durante el gobierno peronista. Como hice mención, puede pensarse la existencia de adalides como una respuesta estatal a las condiciones edilicias y a la falta de docentes de Educación Física. Cabe mencionar que las cuestiones vinculadas a las festividades y a las conmemoraciones ocuparon un espacio central en los modos de construir legitimidad en el gobierno peronista (Lobato, 2005). En este caso, es el cuerpo el que adoptó ribetes celebratorios.

Ser una adalid

Las celebraciones en torno a las alumnas adalides se dieron en numerosas instituciones e incluso las palabras de las autoridades allí presentes salieron publicadas en el Boletín de Comunicaciones del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública dando cuenta, con educativas esta accion, de la relevancia que esa fiesta adquiría como parte de las Políticas oficiales. En el presente trabajo daré cuenta de los discursos de las directoras de las escuelas Normales de Maestras 1, 6, 7, 8 y 10 de Capital Federal a fin de abordar el lugar de las emociones que se derivaban de todas estas alocuciones.

Un aspecto a resaltar es que muchas de las palabras emitidas por las directoras, buscaban indagar en las raíces históricas de la educacion corporal. En efecto, la mención de relevantes civilizaciones que vieron en la educación de los cuerpos un aspecto nodal de su desarrollo, así como de importantes pensadores, fue la norma en los discursos. Esto puede entenderse en la necesidad de legitimar prácticas, o tomando el concepto esbozado por Hobsbawm (1983), en inventar una tradicion. Esto es, filiar el desarrollo de la cultura física en Argentina a mediados del siglo XX, en episodios historicos de prestigio como lo eran la civilización griega o romana. Otro tópico en el cual las directoras se extendieron tuvo que ver con el lugar que debía ocupar la mujer en la sociedad. En sus palabras, puede verificarse el fuerte peso de la Iglesia Católica, en tanto marco de referencia para pensar las políticas corporales.

El primero de los discursos que analizaré fue el brindado el 13 de agosto de 1946 por la directora de la escuela Normal N° 6 de Maestras, Vicente López y Planes, Margarita de Vedia y Mitre. Las palabras fueron expresadas en la llamada Fiesta de la Adalid. La directiva se explayó en esa ocasión acerca de los beneficios que la Educación Física tenía en la formación de ciudadanas “en su noble función de mujer y como futuras maestras” (Argentina, 1946a). Margarita de Vedia y Mitre trazó un sombrío panorama para el futuro, uno lleno de acechanzas y dificultades de toda índole, tanto sociales, como económicas y culturales. Para salir de ese atolladero, propuso que la práctica de la Educación Física, con sus aportes morales y espirituales, sea recurrente y ocupe un espacio cada vez mayor en las clases de la escuela secundaria. A su vez, se ocupó de dejar en claro que la mujer no debía competir con el hombre en lo que a la posesión de fortaleza se refiere. “Deseamos - entiéndanlo bien las alumnas- que triunfen como mujeres; del mismo modo que el hombre triunfa como hombre. Si cambiáramos en ellas su feminidad, con el hábito del ejercicio o del deporte, la debilitaríamos, aunque esto parezca paradojal, en lugar de darles fuerza” (Argentina, 1946a: 120).

En sus palabras se encargó repetidamente de mencionar a la Iglesia Católica como la garante de los conceptos que estaba formulando y elogió profusamente al Papa Pío XII. En esa línea, se encargó de mencionar que todo lo que cambiaba y modificaba lo que cada sexo traía consigo de forma natural, tendía a formar mujeres menos fuertes de lo buscado por las políticas oficiales. “Respetando y activando sus cualidades características, podrá la joven mantener y perfeccionar su dignidad. Podrá también, sobre esta base indispensable, desarrollar su acción, tan fecunda y provechosa para la humanidad, dentro del lugar que le corresponde” (Argentina, 1946a: 120).

En el fomento a la Educación Física, el sitio ocupado por alcanzar la educación integral era central. En efecto, la idea de obtener un cuerpo y una mente sana por medio de la educación corporal fue recalcado por la directora en su alocución. Por su parte, definió a la gimnasia, en contraste con las miradas utilitarias, como “un arte, ya que puede expresar estados de ánimo, sentimientos y emociones” (Argentina, 1946a: 120). La emotividad, para la directora era central, ya que eso constituía la verdadera esencia de la Educación Física y las adalides eran las encargadas de incentivar esos postulados en el resto del alumnado. Cabe mencionar que eran emociones controladas, dentro de ciertos límites permitidos socialmente. Siguiendo los aportes de Norbert Elias (1992), se trata del equilibrio de tensiones características de las sociedades civilizadas.

La directora sostenía que “sin cierta emotividad, la gimnasia sería mecánica; sería, como la repetición de una serie de movimientos, a los que les faltara vida y expresión” (Argentina, 1946a: 120). Para ella, la Educación Física era la asignatura destinada a hacer personas más íntegras desde el punto de vista moral, cuestión necesaria ante el avance de ideologías que ponían en entredicho el orden social. Según su parecer, la educación corporal contribuía con la formación de futuras ciudadanas que podían desarrollar una serie de cualidades ligadas a lo estrictamente moral, por eso debían ser modestas, austeras y respetuosas de las autoridades de turno. El rol docente fue reivindicado en la alocución efectuada en la fiesta de la Adalid. La directora sostenía que las docentes debían siempre considerar que estaban trabajando con personas y de ese modo podían inculcar en ellas sentimientos nobles. Es por tal motivo que “su enseñanza, debe confiarse a profesores cada vez más idóneos. Profesores que apliquen esta disciplina educativa, no solo con competencia profesional, sino con amor y vocación, condiciones sin las cuales los esfuerzos se mecanizan” (Argentina, 1946a: 121).

Por último, sus palabras estuvieron referidas a las adalides. Margarita Vedia y Mitre les recordó que su puesto era un honor limitado a unas pocas personas y que debían llevar esa responsabilidad de una forma noble e íntegra para beneficio de ellas y sus semejantes. “Porque, la que no acierte a estar hoy, como niña, el frente de una responsabilidad, adecuada a sus fuerzas, no sabrá mantener mañana, con el cuerpo y con el alma, el lote que su destino le depare, como mujer, como maestra y como argentina” (Argentina, 1946a: 120).

Les pidió calma frente a las adversidades, entereza frente a las derrotas, hidalguía frente a los conflictos que pudieran ocurrir en adelante y modestia frente al triunfo, con la finalidad de no incomodar a sus competidoras circunstanciales. Por cierto, esto se encontraba en línea con lo planteado por el propio Juan Domingo Perón en numerosas ocasiones5. El entonces presidente sostenía que en los campos de deportes debía darse una hermandad entre los competidores y que había que desterrar ciertos hábitos nocivos como festejar alocadamente un triunfo y amargarse con una derrota.

El 28 de septiembre de 1946 se produjo la Fiesta de la Adalid en la escuela Normal Nacional N° 10 Juan Bautista Alberdi. Las palabras estuvieron a cargo de la directora de la institución, Cecilia Quiroga de San Martín.

Luego de los saludos a las autoridades presentes en el evento, recordó que la principal característica de las alumnas que se transformarían en adalides era ejercer en todo momento la solidaridad, tanto adentro como afuera de los muros escolares. En ese sentido, subrayó que “la misión que cumplen es de solidaridad ideal con sus compañeros y con la escuela” (Argentina, 1946b: 215). El respeto era una pieza clave para poder llevarlo a cabo.

 




5 Por ejemplo, los discursos emitidos ante representantes de equipos de polo de todo el mundo, el 11 de octubre de 1949, y ante representantes de delegaciones extranjeras que asistieron al Campeonato Mundial de Tiro disputado en Argentina el 14 de noviembre de 1949. Perón, 1949, Discursos, mensajes, correspondencia y escritos, Biblioteca del Congreso, 2016.

Además, contó que la educación integral era una característica central del proyecto educativo que ella impulsaba desde su alto cargo directivo en el Normal N° 10. Por tanto, el fomento de la Educación Física era bienvenido puesto que aportaba a la simbiósis “armoniosa del cuerpo y el espíritu” (Argentina, 1946b. 215), aspecto fundamental de la educación en ese contexto histórico. Quiroga de San Martín recordó que el patrono de la escuela era Juan Bautista Alberdi, quien en su obra Las Bases, en sus palabres liminares, exhortó a la mujer a cumplir un papel clave en la sociedad. Desde su perspectiva, los conceptos esbozados por el célebre pensador podían entenderse como una invocación a las futuras adalides a ocupar sitios de alta responsabilidad social: "La mujer debe brillar con el brillo del honor, de la dignidad, de la modestia de su vida" (Argentina, 1946b: 215).

La directora felicitó a las alumnas del establecimiento por aceptar con serenidad el hecho de no haber salido campeonas en los torneos intercolegiales de ese año, puesto que se ubicaron en el segundo y tercer lugar. “Casi en la meta, pero no en ella” (Argentina, 1946b: 215). Precisamente, desde su parecer, allí residía el valor formativo de los fracasos, en el modo en que estas derrotas templaban el espíritu de las alumnas y lo hacían más fuerte y solidario, tanto con la alegría ajena, como, principalmente, con las frustraciones. En línea con lo planteado por Elias (1992), puede apreciarse que las palabras de la directiva buscan dejar en claro la importancia de lograr la moderación de las pasiones como un aspecto central de los procesos civilizatorios.

Asimismo, reseñó ante los presentes que las adalides habían elegido ese año un tema de investigación, que consistía en reivindicar las raíces folklóricas presentes en la música y la danza, y que adaptaron ambas manifestaciones artísticas a todas las clases recibidas en el año de Educación Física. Esto se encuentra en sintonía con los aportes realizados por Pablo Scharagrodsky (2006), quien subrayó el avance de ideas nacionalistas en la educación corporal de los alumnos argentinos.

La Fiesta de la Adalid constituyó, “no sólo una expresión del movimiento estético de la forma juvenil, sino el canto de la alegría en el trabajo fecundo, la afirmación venturosa de que, para felicidad de los pueblos, hay siempre en el alma del hombre un sueño de pura idealidad que Platón la resume en el Amor, el Bien, la Belleza y la Justicia (Argentina, 1946b: 215)”.

Quiroga de San Martín encontraba que la educación corporal contribuía con el desarrollo de emociones características del sexo femenino ya que las alumnas han “poblado de dulzura esta tarde primaveral” (Argentina, 1946b. 215).

“Interpretamos así, dentro de la cultura, la orientación formativa de la legislación con vistas a crear un ambiente de comprensión, de dignidad, de modestia, de poesía, que será inspiración y fuente pura de aliento, para las futuras maestras” (Argentina, 1946b: 215), de ahí la importancia de las adalides en el establecimiento que ella dirigía.

El 20 de noviembre de 1946, por su parte, se realizó la Fiesta de la Adalid en la Escuela Nacional Normal N° 7 José María Torres. Allí se hizo presente el Director General de Educación Física, César Vázquez. Cabe mencionar que este funcionario venía desempeñándose en ese rol desde el año de la fundación del mencionado organismo en el año 1938, lo cual revela ciertas pervivencias en el gobierno peronista respecto a períodos previos, al menos en lo referido a la educación corporal (Orbuch, 2018). En el acto también participaron autoridades de la cartera de Vázquez, así como directoras de escuelas de la zona. Quien tomó la palabra fue la Directora de la Escuela Nacional Normal N° 7, la “señorita Carmen Leila Lemaire” (Argentina, 1946b). En el evento, se explayó con algunas consideraciones acerca del valor educativo y formativo presente en la Educación Física en general, y en la Fiesta de la Adalid en particular.

Tildó a la celebración como a una que poseía un “profundísimo y ponderable valor ético” (Argentina, 1946b. 285). Acto seguido, le dio un rotundo apoyo al Director General de Educción Física ya que sostuvo, con un fuerte enfásis en las cuestiones morales, que las aspirantes a adalides “se deben moldear con el espíritu que animó e inspiró al Director General de Educación Física, señor César S. Vásquez, para formar el cuerpo de Adalides y eso es contribuir con el Estado patrióticamente y realizar una obra de bien cimentada” (Argentina, 1946b: 285). A continuación, enumeró las características presentes para poder ser parte de ese cuerpo. Valores como la posesión de fortaleza física y espiritual, el hecho de ser considerada una guía para sus compañeras, poseer responsabilidad, tener voz de mando, ser ordenada y disciplinada, ser optimista, desinteresada y simpática para comunicarse de un modo eficiente y emotivo a la vez con sus compañeras de curso, eran algunas de las cualidades requeridas que se hallaban presentes en el discurso de Lemaire. Puede apreciarse como, la escuela en tanto espacio privilegiado de subjetivación, es un ámbito propicio para la construcción de vínculos de respeto (Silva, 2018).

La directora encontraba pertinente que estas cualidades “enunciadas por la reglamentación correspondiente al Departamento de Educación Física, debieran poseerlas no solamente las adalides sino toda niña que aspira a ser una sembradora en el futuro en esta maravillosa Patria” (Argentina, 1946b: 285).

Lemaire sostuvo que la acelerada modernización que atravesaba la sociedad había contribuido en un alejamiento de los valores inherentes a la naturaleza, dado que esta fue la primera maestra del ser humano en la implementación de ejercicio físicos. También hizo hincapié en que el sedentarismo, propio de las grandes urbes, conspiraba contra el desarrollo físico, con los problemas de salud que esto traía aparejado, y con el desarrollo moral, lo cual era contraproducente para los intereses nacionales. Desde su parecer, esa falta de fomento a la actividad física había que revertirla cuanto antes y esa era una responsabilidad que les cabía a las adalides de la institución.

A continuación, la directora del Normal 7 realizó un recorrido por la historia de la educación corporal buscando establecer una genealogia con episodios pasados de la historia, tanto nacional como internacional. En su alocución mencionó a los pobladores originarios quienes “mantuvieron su destreza y su poderosa resistencia a la fatiga porque debieron luchar con el medio ya sea en busca de su subsistencia o para establecer contacto con distintos puntos del Imperio, a los cuales se trasladaban por medio de la marcha” (Argentina, 1946b: 285). Allí, reproduciendo el parecer de la época (Glozman, 2018), hizo alusión a que el encuentro entre el Viejo y el Nuevo Mundo, fue pacífico y los nativos incorporaron la educación religiosa, motivo por el cual “no solamente crearon la danza mística, sino la bélica, que precedía sus combates” (Argentina, 1946b: 285). Por su parte, sostuvo que la danza mística, previa al comienzo de las ceremonias religiosas, había sido la clave para que surja la cultura física en lugares tan disímiles como China y Egipto, hace miles de años. Cabe mencionar que el concepto de cultura física es una forma de discurso especializado (Aisenstein, 2006) común en la época y hacía referencia tanto a la Educación Física escolar, como a la práctica de los deportes en sus vertientes amateurs y profesional. Por supuesto, el desarrollo de la educación corporal en Grecia, lugar emblemático de la misma, también fue referenciado por las autoridades. “Adquiere un imponderable valor en Grecia en honor a su dios Júpiter que residía en el Olimpo, según la Mitología” (Argentina, 1946b: 285).

El desarrollo del arte y de las ciencias iba de la mano del fomento de la belleza física, que se plasmó en todo su esplendor en ocasión de la organización de las Olimpiadas. Según Lemaire, los participantes demostraron el manejo de las emociones puesto de manifiesto en el objetivo de superarse competencia tras competencia. En ese sentido, la fuerza y la destreza eran elementos claves que contribuían con el respeto que todos los ciudadanos de Grecia pedían para sí mismos. Incluso la directora citó a pensadores de la talla de Licurgo, Homero, Platón y Aristóteles. Ella sostuvo que todos los intelectuales nombrados mencionaban de modo frecuente a los atletas que participaban de las justas deportivas. De hecho, le atribuye la célebre frase mens sana in corpore sano a Licurgo. “Cada vencedor de las Olimpiadas recibía como reconocimiento a su armonía física una corona de olivos, cubríanlos de guirnaldas de rosas, se inscribían sus nombres en los frontispicios de los edificios públicos y recibían toda clase de distinciones” (Argentina, 1946b: 285). En su extensa alocución no se privó de hacer referencia a Hipócrates. Según Lemaire, uno de los padres de la medicina occidental sostenía que la práctica de un modo frecuente de la Educación Física era el reaseguro para tener buena salud y que la pereza y el reposo permanente no eran buenas para el estado físico, sino tampoco para el anímico.

Su recorrido historico continuó y señaló que la Edad Media, al igual que en otras facetas de la cultura, “apagó totalmente el esplendor de la cultura física” (Argentina, 1946b: 285). Su nuevo despertar lo asoció al Renacimiento, demostrando que la cultura física era un componente distintivo de la cultura contemporánea. La directora mencionó que en Francia Montaigne y Rousseau fueron incansables propagandistas de las virtudes que poseía la Educación Física. Respecto a Inglaterra, hubo que esperar casi un siglo para que Spencer demostrara que la Educción Física era parte central de la educación integral que todo ciudadano debía tener. Pueden encontrarse en su argumentación, elementos que permiten pensar que poseer cultura física era una de las explicaciones por las cuales todas las civilizaciones, imperios y países nombrados en su discurso habían sido los más importantes de su devenir histórico.

Como cierre de su alocución, se dirigió a los funcionarios presentes, a las nuevas adalides y a las docentes de Educación Física de la institución:

A los funcionarios les señaló que: “el éxito ha coronado con creces el esfuerzo del Director de Educación Física, señor César S. Vásquez, y sí no dígalo su rotundo triunfo último en la Fiesta de la Educación Física, que ha brindado una vez más un panorama de belleza y armonía incomparable que marca rumbos”. (Argentina, 1946b: 285). Respecto a las adalides hizo hincapié en que eran un ejemplo moral y que debían seguir siendo un ejemplo para toda la comunidad del Normal N° 7. Por último, les agradeció de forma enfática a las docentes, que fueron claves ya que hicieron “sanos y patrióticos esfuerzos” (Argentina, 1946b: 285) para formar a las nuevas generaciones de estudiantes.

Una celebracion de idéntico calibre tuvo lugar en la Escuela Nacional Normal N° 8, Presidente Julio Argentino Roca. El 5 de octubre de 1946 la Directora del establecimiento educacional, Manon Guaglianone de Delgado Fito estuvo a cargo del discurso. En el mismo, señaló la importancia de las funciones desempeñadas por las alumnas lo que las hacía merecedoras del distintivo de adalides. Dicha ceremonia, mencionó, debía poner un freno, aunque sea momentáneo al vertiginoso ritmo escolar.

“Hacer un alto en las tareas diarias, para destacar el nombre de estas niñas sobresalientes en el estudio y con condiciones de carácter que las pone en situación de colaborar con profesores, en la dirección de las actividades físicas y en la orientación de las alumnas, es por demás significativo” (Argentina, 1946c: 70). En las palabras de la directora pueden apreciarse los sentidos de la tarea realizada por las adalides. En primer lugar, debían ser ejemplos hacia el resto del alumnado, no sólo por sus altas calificaciones sino, con la finalidad de difundir las bondades de la educación corporal. A su vez, debían ser activas colaboradoras de las profesoras de Educación Física, e incluso tomar su lugar si la clase lo requería. Por último, debían contar con un fuerte carácter lo que contribuía con los dos factores recién señalados.

El desarrollo de la educación integral fue un aspecto relevante en las palabras de Manon Guaglianone de Delgado Fito. En efecto, en el discurso comentó que el fomento de la educacion corporal completaría la formacion intelectual y moral que recibían las alumnas en la institucion que estaba a su cargo. La educación argentina del momento debía: “tratar de formar una raza resistente a la fatiga y a la enfermedad, apta para el trabajo; fuerte y serena frente al peligro y al dolor, en suma, debía contribuir a que se realice en cada uno de los argentinos, el destino de su nacionalidad” (Argentina, 1946c: 70). Puede apreciarse como las características atribuidas por la directora procuran exaltar cuestiones ligadas a la morigeración de las pasiones y al desarrollo de mecanismos de autocontrol en las alumnas (Kaplan, Krotsch, 2018).

Desde la perspectiva de la directora, la escuela debía apuntalar y formar la personalidad del niño en función del ideal colectivo. A su vez, debía traspasar los muros escolares para lograr que las actitudes físicas marchen a la par de las psíquicas.

El ciudadano al cual aspiraba la escuela argentina: “debe cultivar la modestia, la bondad, la justicia y la prudencia en la conducta; la templanza, el juicio en la conversación, y la sencillez de hábitos; debe cultivar, finalmente, un amor fervoroso por la verdad que ennoblecerá nuestros actos, depurará nuestras intenciones, y alimentará el ansia nunca satisfecha de luz” (Argentina, 1946c: 70).

Por su parte, la directora del Instituto Nacional del Profesorado en Lenguas Vivas Juan Ramón Fernández Nélida Mané Sanders, tambien se dirigió a las nuevas integrantes del Cuerpo de Adalides. Lo hizo el 25 de octubre de 1946 en ocasión de la entrega de la indumentaria a las nuevas ayudantes. Cabe mencionar que el ámbito adonde se realizaban las fiestas era el Círculo de Aeronáutica, un local ubicado en la Avenida Córdoba 731, a unas pocas cuadras del Lenguas Vivas. La profesora Delia Natalizio6, directora del Departamento Físico de la institución, dio comienzo al evento con unas palabras de bienvenida dando lectura al código de honor de la adalid y tomando juramento a las nuevas adalides y aspirantes. Allí: “La Directora del establecimiento, Señora Nélida Mané Sanders, acompañadas por las Inspectoras Sritas. Angela Cristobal7, María Margarita Stein8, impuso las insignias correspondientes” (Argentina, 1946d: 14).

Cuando fue su turno, la directora agradeció especialmente al señor Presidente del Círculo de Aeronaútica, Brigadier Oscar Muratorio, por la cesión del espacio. Lo hizo de un modo poético. “Si acogedora por lo amplia, clara y elegante, digna del bautismo de un príncipe es esta sala, también se me antoja promisoria, porque dar ámbito de aviacón a la juventud es alargar las alas a una fantasía que gusta del coloquio con las estrellas en un cielo en que nunca se pone el sol” (Argentina, 1946d: 14).

Nélida Mané Sanders, mencionó las potencialidades de la juventud en el proyecto pedagógico que ella dirigía. Cabe señalar que el lugar de la educación corporal era central


6 Autora del libro Higiene y alimentación en 1937 y Compendio de Puericultura en 1941.

7 Inspectora luego de la destitución del gobierno peronista y una de las autoras de los programas de Educación Física destinado a la enseñanza media en el año 1961.

8 Colaboradora de César Vázquez y presidenta de la Confederación Argentina de Pelota al cesto entre 1963 y 1976.

allí, puesto que la institución “se encarga de apoyar a las estudiantes que deseen participar en las competiciones que ellas y sus profesoras consideren que están mejor dotadas” (Argentina, 1946d: 14). Empero, se ocupó de dejar en claro que, según el parecer de las autoridades del Instituto Nacional del Profesorado en Lenguas Vivas Juan Ramón Fernández, las participaciones debían constituir un privilegiado ámbito de enseñanza, puesto que lo importante era ir mejorando las marcas y desempeños, a la par que ir haciendo amistades con personas de otras instituciones educativas.

Para la directora, las funciones desempeñadas por las adalides constituían una muestra de la participacion estudiantil en el gobierno de la Institución, algo que ella se encargó de pregonar a lo largo de su alocucion. “Si por reglamento reducido es el número de adalides, por razones que no es del caso explicar, yo digo en justicia y que con verdad por el común afán todas las alumnas merecen serlo y con ellas las maestras y todos los amigos de las escuela” (Argentina, 1946d: 14). Sostenía Mané Sanders, que ser adalid era un mérito que no debía ser exclusivo de unas pocas alumnas, cuestión reglamentada por las disposiciones al respecto. Su idea era que todas las alumnas lo sean, porque poder integrar el cuerpo de adalides era el corolario de una comunidad educativa unida en sus propósitos de mejora educacional. “Que el bien y la belleza sean siempre los asideros y brillen junto a su distintivo, sean capaces de un salto en alto, o de un fino madrigal siempre dispuesta a la bondad, que trabaja, reza y habla para servir a Dios y para servir a la Patria” (Argentina, 1946d: 14). Sus invocaciones a la religión católica fueron numerosas en su exposición y buscó dejar en claro que el crecimiento que atravesaba Argentina se debía a la herencia hispánica que había legado la lengua que hablaba el pueblo argentino.





Durante la celebración las alumnas interpretaron números de gimnasia con clavas, manubrios y banderitas. También gimnasia danesa y movimientos de precisión. Hubo un baile “humorístico de los negritos, acompañado de una escena criolla en la que se interpretaron números de guitarra, recitado y bailes nativos” (1946d). y se terminó con un pericón, demostrando el auge del tradicionalismo en tiempos peronistas, en linea con lo sostenido por Matías Casas (2016) en su abordaje de la Fiesta de la Tradición en el lapso en el que el peronismo gobernó Argentina.

Conclusiones

A partir de 1946, con la asunción de Juan Perón como presidente de la República Argentina, el espacio ocupado por la Educación Física dentro de las políticas públicas implementadas fue protagónico. Dentro de las numerosas medidas implementadas se encontraba el cuerpo de adalides. En el caso del presente artículo, se indagó sobre la vertiente femenina del citado organismo puesto que en las escuelas normales reseñadas sólo asisitian mujeres. En tanto espacio significativo de socializacion, la escuela tuvo una marcada influencia sobre las emotividades desplegadas en ese espacio (Kaplan, Szapu, 2020).

El lugar del cuerpo, en tanto eje central de las emociones, pudo verificarse en las palabras de las directoras de las escuelas N° 1, 6, 7, 8 y 10. Allí, el respeto fue una pieza clave en todos los discursos reseñados, dado que para que las adalides pudieran desempeñar con éxito sus funciones, ese sentimiento debía expandirse en ámbito de la comunidad educativa. Su existencia, era parte del reconocimiento (Sennet, 2003) que el resto de las alumnas le brindaba a las adalides elegidas. Asimismo, el conocimiento de nociones de higiene, historia, y salud y moral, eran elementos distintivos que complementaban el accionar de las clases de Educación Física, en tanto todas ellas eran características de la educación integral.

Referencias

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Fuentes primarias

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Ministerio de Justicia e Instrucción Pública (1940). Circular 23. Buenos Aires, Argentina.