Literary values in the deep rivers
Recibido: 31 de julio 2020
Evaluado: 02 de septiembre 2020
Aceptado: 18 de noviembre 2020
Humberto Collado Román
https://orcid.org/0000-0001-6215-4329
Universidad Seminario Evangelico de Lima
DOI: https://doi.org/10.35756/educaumch.202016.163
Como citar.
Collado Román, H. (2020).
Valores literarios en Los ríos profundos. Revista EDUCA UMCH, (16),
167-182.
Resumen
Los valores literarios forman la mente y el corazón de los estudiantes, impactando a unos más que otros, según nuestra sensibilidad y el hábito en la lectura de los libros.
De esta forma aprendemos el sentir del alma de los hombres, mediante la literatura: “La lectura, aunque sea fragmentaria, de Homero, Shakespeare, Balzac, Dostoievski y Martí, puede enseñarnos, más sobre la condición humana que el resto de nuestro saber”. (Espinoza, 1992).
En cambio, para Max Scheler los valores son aprendidos en una manera: emotiva, psicológica, lógica y del pensamiento. Siendo una de las características de los valores la jerarquía (éticos y estéticos), la cual gradúa los valores concebidos en forma a priori: “Valores sensibles: agradable- desagradable, gozar-sufrir. Valores vitales: salud, vejez, muerte. Valores espirituales: estéticos, jurídicos, gnoseológicos, etc. Valores religiosos: felicidad, desesperación, amor, entre otros; llegando a descubrir el odio, el amor, el acto moral”. (como se citó en Morrero, 1913).
Como vemos los valores son importantes en la vida de la cultura de la sociedad y de los hombres. Siendo importante buscar el nexo entre la cooperación entre unos y otros.
Palabra clave: la literatura cumple importantes funciones en relación con los valores literarios, que se vincula con lo humano, lo social dentro del proceso enseñanza- aprendizaje.
Literary values shape the
minds and hearts of students, impacting some more than others,
according to our sensitivity and habit in reading books.
In this way we learn the feeling
of the soul of men, through literature: "The reading, even fragmentary,
of Homer, Shakespeare, Balzac, Dostoevsky and Martí, can teach us more about
the human condition than the
rest of our knowledge”. (Espinoza,
1992).
Instead, for Max Scheler values are
learned in one way: emotional, psychological, logical and
thoughtful. Being one of the characteristics of the values the hierarchy
(ethical and aesthetic), which
graduates the values conceived in a priori way: “Sensitive values: pleasant-unpleasant, enjoy-suffer. Vital
values: health, old age, death. Spiritual values: aesthetic, legal, gnoseological, etc. Religious values:
happiness, despair, love, among others;
getting to discover hatred, love, the
moral act”. (Cited by Morrero, 1913).
As we see the values are important in the life
of the culture of society and of men. It is important to find the nexus between the cooperation between one
and the other.
Key word: literature fulfills important
functions in relation to literary values, which is linked to the human, the social within the teaching-learning process.
Hay diferentes modos de valorar de las personas, ya que se justifica la convicción de que los valores dependen de la persona que la valora. Hay pues ciertas paradojas entre los subjetivistas y objetivistas. Por tanto, podemos decir que los valores tienen que ser interpretados como que los valores valen y tienen significados importantes en las personas, produciéndose la interacción con su ambiente.
El destacado educador García Alzola plantea siete valores: “humano, social, estético, cultural, moral, intelectual y recreativo” (como se citó en Espinoza, 1992).
Los estudios valorativos en la novela Los ríos profundos de Arguedas J.M. nos conducen a centrarnos en considerar los valores literarios siguientes:
La literatura en su esencia está presidida por el sentido de la belleza, de allí que principalmente encierra valores estéticos. De tal manera que la lectura de un texto se convierte o nos brinda el goce estético. Además, estimula la reflexión frente a contenidos diversos de la cultura.
En cuanto al aprendizaje literario, según (Victorio, 1999). Sostiene que “el alumno entra en contacto con el uso del lenguaje expresivo o estético, al emplear algunas figuras literarias y así adquiere el gusto literario y el hábito de la lectura creadora”.
El valor humano es importante en la literatura porque permite comprender al hombre con sus dificultades. El estudiante aprende a conocer más objetivamente al ser humano en sus motivaciones y reacciones ante las adversidades, ante sus debilidades y grandezas. Estas situaciones le permiten conocerse a sí mismo.
Facilita ponernos en contacto con las diferentes clases sociales, y nos permite arribar a juicios de valor sobre la convivencia humana en la sociedad: los conflictos, las luchas y las reivindicaciones entre los sectores sociales de una época a otra. En donde se observa el despotismo de los tiranos, las argucias de los demagogos, la indignidad de los ambiciosos y la humillación de los marginados.
Se percibe con más notoriedad en la obra literaria porque está estrechamente relacionada con la vida sociocultural de una época. Es por eso que los estudiantes perciben favorablemente este valor al entrar en contacto con las manifestaciones culturales de una época en una determinada realidad. En consecuencia, en la épica, la novela, en el cuento, en el teatro podemos ver una sociedad con sus rasgos culturales, con sus costumbres, tradiciones, modas, lenguaje y folklore, etc.
Permite distinguir objetivamente la conducta humana y observar lo positivo y negativo, examinando las diversas manifestaciones del bien y del mal. Estamos convencidos de que la literatura y los valores ejercen influencia en la conducta de los estudiantes y de nuestra sociedad.
Según (Victorio,1999) “El valor intelectual incentiva el pensamiento crítico, en donde los alumnos hacen comparaciones, inferencias, análisis y síntesis”.
Por tanto, la lectura de obras literarias permite a los estudiantes encontrar nuevos secretos, mensajes, personajes, escenarios, medio ambiente, etc.
Estimula la meditación, la recapacitación, la abstracción y el pensamiento crítico. En donde se infiere y se busca las causas y ontologías, como el ser en la vida, la muerte, el amor, la guerra, las plagas, pestes, pandemias y las incomunicaciones humanas.
A través del valor recreativo se percibe la función del deleite, lo entretenido, divertido, ameno, gracioso, festivo, etc. En la lectura de las obras literarias, los estudiantes encuentran la recreación y el deleite.
1. El valor estético:
1. Figuras literarias en Los ríos profundos
La obra Los
ríos profundos posee figuras literarias que son recursos expresivos que consiste en usar connotativamente las
palabras con una intención artística en la entonación, en la forma,
en la función y en el sentido. Todo ello utiliza
el autor para enriquecer su
obra literaria. Entre las principales figuras literarias utilizadas por el escritor
tenemos:
La metáfora es el sentido de la palabra que resulta de la identificación de un concepto con una imagen verbal. Ejemplo: mujer = flor, vida = río.
No siempre aparece el concepto o significado; pero sí la imagen en todo su esplendor creativo:
“- ¡Zumbayllu!, ¡zumbayllu!
Repetí muchas veces el nombre, mientras oí el zumbido del trompo”. (Arguedas, 1983. p. 65).
Señala el autor que zumbayllu es la propagación de la música, que ocasiona el trompo al bailar. De manera que la palabra que tiene imagen verbal es la metáfora zumbayllu que al bailar en la explanada del suelo suscita notas musicales agradables y cantos al oído de los alumnos. Motivo por el cual se produce la aglomeración de los estudiantes en el patio del colegio.
“-El viejo ha clamado y me ha pedido perdón –dijo- pero sé que es un cocodrilo”. (Arguedas, 1983. p. 14).
El autor señala que el viejo es un cocodrilo en el sentido traicionero. Siendo la palabra con una imagen verbal, cocodrilo que no es de confiar, porque el personaje del viejo no solo es un fariseo sino también es un avaro.
“-Está usted en el sol, en la brisa, en el arco iris que brilla bajo los puentes, en mis sueños, en las páginas de mis libros, en el cantar de la alondra”. (Arguedas, 1983 p. 70).
Como se puede observar hay palabras: sol, brisa, arco iris, etc. Que hacen la función de metáfora porque compara a una mujer con una serie de elementos poéticos, que por su belleza están relacionados a la enamorada.
“-Si te pega te hará su oveja por todo el año”. (Arguedas, 1983. p. 73).
Palacitos quiere decirle a Ernesto que, si se deja pegar por Rondinel, este lo hará su sirviente. (Cortez, 1993. p. 46).
Se limita a establecer una relación de semejanza o comparación de un objeto con otro que tenga cualidades similares. La diferencia con la metáfora es que en el símil se incluyen las palabras comparativas:
“-Se inclinó como un gusano que pudiera ser aplastado”.
“A medida que baja al fondo del valle, el recién llegado se siente transparente, como un cristal en que el mundo vibra”.
“-Odiabaa losforasteroscomo alasbandas delaslangostas”
“-A esta hora debe estar temblando, llorando como un pajarito”. “-Como una flor de pisonay era su cara”.
“-Los Morochucos vuelan en la estepa en caballos pequeños que corren como vicuñas”. (Arguedas,1983. p. 33).
Es la figura literaria que exagera las cosas aumentándolas o disminuyéndolas de un modo extraordinario:
“-Nosotros seguimos el viaje con una lentitud inagotable”.
“Enloquecidas de entusiasmo, las mujeres cantaban cada vez más alto y más duro”. “-Nadie más alegre que ella”. “- ¡Ya no morirá nadie! (Arguedas, 1983. p. 33).
Esta figura literaria consiste en atribuir cualidades propias de los seres animados, especialmente del hombre, a los objetos inanimados:
“-Papá —le dije- cada piedra habla. Esperemos un instante”.
“La voz de la campana resurgía. También ha de ser el canto de María Angola”. “-La voz del arpa parecía brotar de la oscuridad que hay
dentro de la caja”.
“-Y de grandes ríos que cantan con la música más hermosa al chocar contra las piedras y las islas”.
“-Eran los ojos del trompo, los cuatro ojos se hundían, como un líquido, en la dura esfera”. (Arguedas, 1983. p. 65).
Es la descripción física y moral de una persona:
“-Soy de Chalhuanca, joven. Su padre, el doctor, me honra. Puso su mano sobre mi hombro. Una bufanda de vicuña colgaba de su cuello; los botones de su camisa eran moradas. Tenía ojos claros, pero en su cara quemada parecían ojos de indio. Era idéntico a todos los amigos que mi padre había tenido en los pueblos”. (Arguedas, 1983. p. 37).
Descripción de la belleza de la naturaleza:
“Se llama amank´ay a una flor silvestre, de corola amarilla y awancay al balanceo de las grandes aves. Awancay es volar planeando, mirando la profundidad. ¡Abancay! Debió ser un pueblo perdido entre bosques de pisonay y de árboles desconocidos, en un valle de maizales inmensos que llegaban hasta el río”. (Arguedas,1983. p. 34).
2. El valor humano en Los ríos profundos
La novela Los
ríos profundos posee un gran valor humano, que nos permite conocer al hombre en su forma más
objetiva, es decir, conocer sus debilidades y
grandezas:
“Los hacendados de los pueblos pequeños contribuyen con grandes
vasijas de chicha
y pailas de picantes para las faenas comunales. En las fiestas salen a las calles y a las plazas, a cantar huaynos
en coro y a bailar.
Caminan de diario,
con polaina vieja,
vestidos de diablo fuerte o casinete, y una bufanda de vicuña o de
alpaca en el cuello. Montan en caballos
de paso, llevan
espuelas de bronce.
Montan en caballos
de paso, llevan espuelas de bronce,
siempre, sobre la montura, un pellón de cuero de oveja. Vigilan a los indios cara a
cara, y cuando quieren más de lo que comúnmente
se cree que es lo justo, les rajan el rostro o le llevan a puntapiés hasta la cárcel, ellos mismos”.
(Arguedas, 1983. p. 40).
En toda la obra literaria hay una constante
preocupación de José María Arguedas por
tratar la problemática del hombre andino, de aquel hombre aborigen, cuyos antecedentes
es una raza milenaria que forjara un gran imperio, ahora vilmente subyugados.
Ernesto comparte sus sufrimientos de los
colonos, de los indios que pertenecen a las haciendas, y se identifica con sus problemas, siente igual que ellos el sufrimiento
y asume su defensa y denuncia con entera franqueza la injusticia:
“¡Por diez oroyas! Ya están
llegando –dijo –
¿Quiénes?, le pregunté
-Los colonos, pues, de quince
haciendas. ¿No sabes,
niño? Anoche, un guardia ha muerto.
Una oroya cortó con su sable,
dice a golpes, cuando los colonos estaban
pasando… ocho, dicen cayeron al Pachachaca.
Han querido acorralaraloscolonosalaorilladelrío…
Dicen que todos los guardias
van a ir a ahora con metralla
para atajar a los colonos
en el camino
¿Quién manda la peste? ¡Es maldición!
“¡Inglesia,
inglesia; misa, Padrecito!”, están gritando, dice, los colonos.
Ya no hay salvación, pues, misa grande
quieren, del padre grande de Abancay.
Después sentarán tranquilos, tiritando
se morirán, tranquilos”1. (Arguedas , 1983. p. 25).
Esta herencia de dominación y opresión hacia los colonos se plasma en Los ríos profundos. El blanco está representado por los terratenientes, el padre Linares, autoridad del catolicismo, perteneciente al mundo blanco dominante. Los colonos y todos los explotados son los dominados. De ellos Ernesto se conduele y comparte sus sufrimientos. Allí radica fundamentalmente el valor humano.
Los dueños de las haciendas sólo venían al colegio a visitar al Padre Director. Cruzaban el patio y sin mirar a nadie.
-
¡El dueño de Auquibamba! -decían
los internos.
-
¡El dueño de Pati!
-
¡El dueño de Yaca!
Y parecían
que nombraban a las grandes estrellas.
El
Padre Director iba a celebrar misa para ellos en las
capillas de las haciendas” (Arguedas, 1983. p.
42).
También se observa, en Los ríos profundos, la toma de conciencia y la lucha de clases. El indio no es aquel ser pintoresco, sumiso, callado, sino aquel que protesta y que lucha por su bienestar. El
personaje que sintetiza esta encarnación es precisamente
Ernesto, es un ser solidario, leal a su conciencia moral y al mundo cultural que ha elegido. Se define así mismo abrazar al pongo e identificarse con su causa social. También, al sirviente como un ser digno:
“El indio cargó los bultos de mi padre y el mío. Yo lo había examinado atentamente porque suponía que era el
pongo (indio de hacienda que sirve gratuitamente). El pantalón, muy ceñido, sólo le abrigaba
hasta las rodillas.
Estaba descalzo;
sus piernas desnudas
mostrabanlosmúsculos en paquetesduros quebrillaban… nonosmiró.
-Taita –le dije
en quechua al indio-. ¿Tú eres
cuzqueño?
-Manan –contestó-,
de la
hacienda.
Tenía un poncho raído,
muy corto. Se inclinó y pidió licencia
para irse. Se inclinó como un gusano que pudiera ser aplastado…
Me acerqué
al pongo y me despedí
de él. No se asombró tanto.
Lo abracé sin estrecharlo. Iba a sonreír,
pero gimoteó, exclamando en quechua: “¡Niñito, ya te estás
yendo! ¡Ya te estás
yendo!” (Arguedas, 1983. p. 25).
Como se puede observar, Ernesto es el prototipo del indio que lucha por sus ideales hasta las últimas consecuencias, porque sigue la causa india, buscando la integración entre el mundo blanco e indio.
Ya había creído en esos viajes.
Eran
más grandes y extraños de cuanto había imaginadolas piedras
del muro incaico… Me acordé, entonces, de las canciones quechuas que repiten
una frase patética constante: “Yawar mayu”, río de sangre; “yawar
unu”, agua sangrienta; “puk´tik
yawar k´ocha”, lago de sangre
que hierve; “yawar wek´e”, lágrimas
de sangre.
¿Acaso no podría decirse “yawar
rumi”, piedra de sangre, o “puk´tik yawar rumi”, piedra de sangre hirviente?
Era estático el muro, pero hervía por todas sus líneas y la superficie era cambiante,
como la de los ríos en el verano, que tienen una cima así, hacía el centro del caudal, que es la zonatemible, la más poderosa. Los indios llaman “yawarmayu” a esos ríos turbios, porque muestran con el sol
un brillo en movimiento,
semejante al de la sangre. También llaman“yawar
mayu” al tiempo violento de las danzas
guerreras, al momento en que los
bailarines luchan.
- ¡Puk´tik yawar rumi! –exclamó
frente al muro, en voz alta.
Mi
padre llegó en ese instante a la esquina. Oyó mi voz y avanzó por la calle
angosta... nos iremos mañana… pero yo soy cristiano, y tendremos que oír misa, al
amanecer, con el viejo, en la
catedral. Nos iremos enseguida. No veníamos al Cuzco; estamos de paso a Abancay. Seguiremos viaje.
Éste es el palacio de Inca Roca.
La plaza de armas está
cerca. Vamos despacio.
Iremos también a ver el templo de Acllahuasi (era un convento donde estaban las vírgenes escogidas de la
nobleza imperial, dedicadas al servicio del sol y del Inca).
El
Cuzco está igual. Siguen orinando aquí los borrachos y los transeúntes. Más tarde habrá aquí otras fetideces…”. (Arguedas,1983. p. 14).
Como vemos José María Arguedas es un gran conocedor de todo cuanto existe en el universo andino, no solo como etnólogo, antropólogo, maestro, sino como un gran protagonista auténtico de esos lares queridos.
Además, merece destacar que en Los ríos profundos el escenario abarca más allá de las fronteras de la sierra peruana y nos hace ver la vida citadina en especial de la ciudad del Cusco y su paso a Abancay. De esta manera, presenta el contraste entre la vida rural y urbana. Se ve la diferencia en la vestimenta, la vivienda y la música.
En el aspecto cultural Arguedas es más amplio en Los ríos profundos a diferencia de sus otras obras. Razón suficiente tiene el crítico
Roland Forgues cuando
afirma lo siguiente: “En el ámbito cultural, la convivencia de
las dos comunidades étnicas, blanca e
india, y el roce de dos culturas, española e indígena, origina a su vez un poderoso proceso de mestizaje,
aculturación y sincretismo religioso en el
que José María Arguedas parece fundar toda su esperanza para la formación de la peruanidad y la afirmación de un
Perú libre e independiente”. (Forgues, 1989. p. 270).
El valor cultural que refleja la obra literaria, está representado también por las canciones religiosas, su lenguaje, que conforman la ideología del lugar y época cultural del mundo andino:
“Empecé a rezar al yayayku… El rumor se hizo másintenso yelevó la voz: “yayayku, hamak´pachapi kak”…
Oí, de repente,
otros gritos, mientras
concluía la oración.
Me acerqué a la puerta.
La abrí y salí al corredor. De allí escuché
mejor las voces.
-
¡Fuera peste! ¡way jiebre! ¡waaay…!
-
¡Ripuy, ripuy! ¡kañask´aykin! Waaay… (“¡vete, vete, he
de quemarte!”).
Lejos
ya de la plaza, desde las calles, apostrofaban a la gente, la amenazaban, Las mujeres empezaron a cantar. Improvisaban la letra con la melodía
funeraria de los entierros:
Mamay María wañanchisunki Tayta
Jesús Kañacisunki Niñuchantarik´sek´ochisunki ¡Ay, way, jiebre! ¡Ay, way, jiebre! |
Mi madre María
ha de matarte, Mi padre
Jesús ha de quemarte, Nuestro
niñito ha de ahorcarte. ¡Ay, huay, fiebre! ¡Ay huay,
fiebre! |
Seguirían cantando hasta la salida
del pueblo. El coro se aleja, se desprendía
de mí” (Arguedas, 1983. p. 201).
5. El valor ético-moral en Los ríos profundos
El valor ético aparece
en todos los actos de la vida,
es la vida entera y consistente en elegir un valor superior, sin dañar a
otro superior a él, por encima de un valor inferior.
Lo ética como disciplina
filosófica está referida a la conducta humana que se regula de acuerdo con dos polos
valorativos: lo bueno y lo malo; el bien y el mal; lo
honesto y deshonesto; lo justo y lo injusto; lo honrado y lo no honrado; lo correcto
e incorrecto:
“Infundía respeto, a pesar de su
anticuada y sucia apariencia. Las personas principales del Cuzco lo saludaban seriamente. Llevaba siempre un
bastón con puño de oro; su sombrero
de angosta ala, le daba un poco de sombra sobre la frente. Era incómodo
acompañarlo, porque se arrodillaba
frente a todas las iglesias y capillas y se quitaba el sombrero en forma
llamativa cuando saludaba a los frailes.
Mi padre lo odiaba. Había trabajado
como escribiente en las haciendas del viejo. “Desde las cumbres grita, con voz de condenado, advirtiendo a
sus indios que él está en todas partes.
Almacena las frutas
de las huertas, y las deja pudrir;
cree que valen
muy poco para traerlas a vender al Cuzco o llevarlas a Abancay y que
cuestan demasiado para dejárselas a los colonos. ¡Irá al infierno!”, decía de él mi padre”.
Eran parientes, y se
odiaban”. (Arguedas, 1983. p.
11).
El término ética está vinculado al término moral derivada del latín mores que significa
igualmente “costumbre”.
Por todo esto podemos
decir que la moral se refiere al hecho de la conducta humana dentro de un cauce orillado por lo bueno y lo malo. Es la moralidad de un determinado grupo social, de una
colectividad en una etapa histórica e inclusive, de una persona cualquiera:
“Cierta vez llegamos a un pueblo
cuyos vecinos principales odian a los forasteros. El pueblo es
grande y con pocos indios.
…Yo abandoné ese pueblo cuando los indios velaban su cruz en medio del aplaza.
Se habían reunido con sus mujeres, alumbrándose con
lámparas y pequeñas fogatas. Era
pasada la medianoche. Clavé en las esquinas unos carteles en que me despedía de los vecinos del pueblo, los maldecía. Salí a pie, hacía Huancayo.
En ese pueblo quisieron matarnos de hambre; apostaron
un celador en cada esquina de nuestra
casa para amenazar a los litigantes que iban al estudio de mi padre; odiaban a los forasteros como a las bandas de langostas. Mi padre viajaría
en un camión,
al amanecer; yo salí a pie de noche…”. (Arguedas, 1983. p. 29).
Hay pues, una última relación entre ética y
moral; se teoriza sobre hechos; aunque ambos términos son usados como equivalentes
cuando se hace referencia a la disciplina se la enuncia como ética, pero cuando
se señala como referencia, principio, normas de vida en sociedad, es decir la
conducta de los hombres, se le enuncia como moral. De ellos se deduce que la
moral apareció antes que la ética.
Entre ambos hay equivalencia, sucediendo algo
semejante a lo que acontece con los términos oír y escuchar, ver y mirar que
son diferentes al efectuar un análisis fino, y equivalente en su uso cotidiano.
Como vemos Arguedas nos muestra en el pasaje
de su obra, que la Moral es una de las formas de la conciencia social en la que
se reflejan y se fijan las cualidades “éticas” de la realidad social, la
realidad de los pueblos andinos.
6. El valor filosófico en Los ríos profundos.
A través de este valor se estimula la
reflexión y se busca las causas, como el ser de la vida, la muerte, el amor, la
guerra, la incomunicación humana y otros. Además, desarrolla en las personas la
capacidad de pensar y la formación filosófica. Este valor se encuentra en la
obra literaria de Los ríos profundos, en las que el autor, José María Arguedas,
nos muestra grandes ideas como, por ejemplo:
“-Padre
–le dije-, me han avisado que la fiebre
está grasando en la otra banda
¿Ud. sabe?
-
¿Qué? –preguntó el padre.
-La fiebre,
padre; el tifus. Está grasando en Ninabamba; dicen
que está bajando a las otras haciendas.
Los colonos ya están comiendo los piojos de los muertos.
Así es…
“¡Está
grasando la fiebre!”
la noticia resonaba en toda la materia de que estoy hecho. Yo había visto morir con la peste, a
cientos, en dos pueblos; en Querobamba y Sañayca. En aquellos días sentía terror
cuando alguna mosca caminaba sobre
mi cuerpo, o cuando caían, colgándose de los techos
o de los arbustos, las arañas…
-Sí que se mueran
los del otro lado no más. Como perros
–replicó el Chipro.
-Tú
has dicho que se están comiendo ya a los piojos de los muertos.
¿Qué es eso, hermanito?, ¿Qué es eso?
- ¿Saben, hermanos, que el
piojo lleva la fiebre?...
Entré al angosto pasadizo.
Llegué al pequeño patio donde guardaban
la leña… la puerta del cuartucho donde dormía la opa estaba
entreabierta.
La
empujé. Me miró la cocinera.
Sobre unos pellejos descansaba el cuerpo de la opa.
Me acerqué.
Le vi
el rostro a la enferma. Le vi los cabellos, de cerca y la camisa mugrienta que le cubría el pecho, hasta el cuello.
En los cabellos y en la camisa de la opa pululaban los piojos; andaban
lentamente, se colgaban de cada hilo de su cabellera, de los que caían
hasta el rostro y la frente; en los
bordes de la camisa y en la costura, los veía en filas, avanzando unos tras otros,
hasta el infinito mundo.
- ¿Iman? ¿Iman? –preguntaba la cocinera.
-Tranquilízate;
sal a la puerta; de allí reza. Se está muriendo –le dije. Ella lo sabía. Se arrodilló y empezó
a rezar el Padre nuestro
en quechua: “A esta criatura
que ha sufrido recógela, Gran
Señor- ¡Ha sufrido! ¡Ahora le pondrás luz en su mente, la harás ángel y la harás cantar en tu gloria! Gran
Señor... (Arguedas, 1983. p. 182).
En este párrafo, José María Arguedas, a través de
Ernesto, nos muestra la peste, la
fiebre ocasionada por los piojos de la pobreza, que ocasiona la muerte de los colonos y de la opa Marcelina. En donde se
muestra esa profunda humanidad, resultando
viva aquí y ahora en cada conflicto del hombre de hoy que lo enfrenta a desarrollar igual fortaleza de espíritu frente a la vida y a la muerte, encomendando el alma a Dios.
7. El valor recreativo en Los ríos profundos
La novela Los
ríos profundos presenta la función del deleite, como la recreación que presenta en sus diálogos que permite
el entendimiento de la cultura nacional peruana,
complementada por huaynos como aparece a lo largo de la novela. Los jarahuis y los
huaynos que son canciones que cantan los indígenas quechuas, y que son manifestaciones reideras y que nos llevan
a entretenernos, en las actitudes
típicas de la sociedad, perteneciente al folklore y al estilo de vida
propias del pueblo andino.
“- ¿Tú quieres, muchacho?
- me preguntó un mestizo
que parecía ser un cargador
del mercado.
-Sí
quiero –le contesté
Me alcanzó una jarra pesada; levanté
y sostuve en alto con mucha dificultad, para beber, mientras
el mestizo y los de su grupo se reían. La chicha era fuerte y sentí que me abrigaba.
- ¡Buena, muchacho!
¡Caray! ¡Caray, guapo!
¡Adentro, adentro consuelo!
-gritaba mi invitante oyendo los largos tragos que tomaba.
-
¿Y por qué
es la fiesta, don? –le pregunté.
-
¡Ja caraya! –dijo. Y lanzó una carcajada. -La mujer, pues, ha hecho correr a los guardias. La salinera, pues han agarrado. ¡Viva doña Felipa!
Y empezó a cantar un huayno cómico que yo conocía; pero la letra, improvisada por él en ese instante, era un insulto a los gendarmes y al salinero. Todos los del grupo formaron un coro. Alternaban cada estrofa con largas carcajadas… se miraban y volvían a reírse:
(Arguedas JM. 1983. p. 94).
Sodaduchapa riflink´a Tok´romantas kask´a Chaysi chaysi Yank´a yank´a tok´an Chaysi chaysi Yank´a yank´a tok´yan Manas
manas wayk´ey, riflinchu tok´ro alma rurullansi Tok´ro tok´ro kask´a Salineropa revolverchank´a Llama akawansi Asmask´a kask´a polvorañantak´ Mula salinerok´ Asnay asnay supin. |
El rifle del soldadito había
sido de huesos
del cactus, por eso, por eso, truena
inútilmente, por eso, por eso, truena
inútilmente. No, no, hermano, no es
el rifle, es el alma del
soldadito de leña inservible. El revólver del
salinero estaba cargado Con excremento de
llama, Y en vez de
pólvora. y en vez
de pólvora pedo de mula salinera |
Los valores literarios como disciplina buscan la utilidad y posibilidad de penetrar al estudio ordenado y profundo de la obra literaria, que está al servicio de la enseñanza- aprendizaje para desarrollar las habilidades lingüísticas en los estudiantes.
Realmente el reconocimiento de los valores literarios nos lleva al conocimiento de la vida, al perfeccionamiento humano y al desarrollo de los ideales. Así mismo al desarrollo del altruismo, la libertad, la justicia, el amor, la vida, la muerte, etc.
Arguedas escribió la novela poemática, Los ríos profundos con sencillez, amor y fidelidad a la raza indígena. En donde los desposeídos, los campesinos solo pueden vivir feliz en el mundo andino. Allí trabajan mancomunada y comunitariamente; pero cuando están fuera de su habitad, los comuneros viven explotados por los poderosos. Arguedas plantea valorar y defender a los campesinos; debido a que pasó su infancia y parte de su adolescencia con los indios, y él mismo sufrió el abuso y el maltrato de los terratenientes de ese tiempo.
Los ríos profundos constituyen una de las novelas clásicas de la Literatura Latinoamericana y Universal, por su calidad y vitalidad literaria y por los valores literarios de contenidos: estético, humano, social, cultural, ético-moral, filosófico, recreativo, etc.
La valoración de la obra de Arguedas se inició en un proceso lento, desde que ganó en Lima el premio Nacional “Fomento a la cultura Ricardo Palma” en 1959 y fue finalista en los Estados Unidos, logrando obtener el premio William Faulkner en 1963. A partir de ese entonces, el libro de Los ríos profundos se publicó y se tradujo en varios idiomas, y creció el interés por su lectura y el desarrollo de la crítica literaria, como mencionó Vargas Llosa, M.
Arguedas muestra su genialidad en la elaboración de Los ríos profundos, como la novela poemática de tenso lirismo, donde existe la presencia de elementos simbólicos y el empleo magistral de “El realismo mágico” o lo “real maravilloso” desde Carpentier.
Los ríos profundos señalan la continuidad y la autenticidad de los valores del mundo quechua, una de ellas es el retorno a su tierra natal, a su comunidad, la vuelta a la contemplación del río, que le ayuda al personaje de Ernesto a salir de su soledad, de su marginación, de su desarraigo. El río cristalino tiene un poder liberador de los pensamientos perturbables. Este río silencioso y profundo pasa en paz, llevando salud en sus aguas, pasa prudentemente sin alborotar sus aguas, transcurre como los hombres sabios silenciosamente.
Finalmente, Los ríos profundos es una novela de gran calidad artística, nos trae un mensaje de amor, de amistad, de hogar, de educación. En este escenario el padre se preocupa por el personaje de Ernesto, por su hijo huérfano de madre, en un ambiente de un drama ético y cultural en medio de una sociedad llena de contradicciones, y para evadirse de este desasosiego padre e hijo buscan alegrarse en la música andina, siendo de preferencia los huaynos de diferentes zonas del Perú. Asimismo, de los valores andinos: la solidaridad y fraternidad. Que les permite mantenerse en su terruño, es como volver a los brazos de su madre ausente y a la pachamama.
Aibar R.E. (1992). Identidad y resistencia cultural
en las obras de José María Arguedas. Lima. Perú: Universidad Católica del Perú.
Arguedas J.M. (1983). Los ríos profundos –obras completas- Lima. Perú: Horizonte.
Castro K.S. (1973). El mundo mágico de José María Arguedas. Lima. Perú: IEP.
Cortés G. (1993). Análisis de Los ríos profundos.
Bogotá-Colombia: Círculo de lectores.
Cornejo P.A. (1997). Los universos narrativos de José María Arguedas. Lima: Horizonte.
Escajadillo
T. (1994). La narrativa indigenista peruana. Lima. Perú: Amaru.
Espinoza R.M. (1992). Análisis e interpretación de textos literarios. Lima. Perú: San Marcos.
Forgues R. (1989). Arguedas. Del pensamiento dialéctico
al pensamiento trágico. Lima. Perú: Horizonte.
Glaudieu M. (2004). Estructura de Los ríos profundos de José María Arguedas. Lima. Perú: Universidad San Martín.
Larco J. (1976). José María Arguedas. La Habana. Cuba:
Casa de las Amèricas.
Montoya R. (1991). José María Arguedas.
20 años después. Lima: UNMSM.
Morreros V. (1913). Max Scheler. Fundador de la ética material de los valores. Madrid. España:
Planeta.
Rowe W. (1996). Ensayos Arguedianos.
Lima. Perú: UNMSM.
Salazar I. (2004). Los ríos profundos y los poderes
del lenguaje. Lima: Universidad de San Martin.
Urrello A. (1974). José María Arguedas. Lima. Perú: Juan
Mejía Baca.
Vargas Ll. (1996). La utopía
Arcaica, José María Arguedas y las ficciones del Indigenismo. México. Fondo
Cultura Económica.
Victorio J. (1999). Tecnología
de la enseñanza-aprendizaje del lenguaje y la literatura. Lima. Perú: Alma
Mater.