Textos artísticos en
tiempos de COVID-19. Dos casos en México y Colombia
Artistic texts in
times of COVID-19. Two cases in Mexico and Colombia
Recibido: 10
de enero 2022
Evaluado: 21
de febrero 2022
Aceptado:
03 de junio 2022
israelrivrom@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-2050-1008
Universidad Nacional Autónoma de México, México
DOI: https://doi.org/10.35756/educaumch.202219.215
Cómo citar
Rivas Romero, I. (2022). Textos artísticos en
tiempos de COVID-19. Dos casos en México y Colombia. Revista EDUCA UMCH, (19), 138-152. https://doi.org/10.35756/educaumch.202219.215
Palabras clave: Textos Artísticos, Pandemia, México, Colombia
Summary
Keywords: Artistic Texts, Pandemic, Mexico, Colombia
Introducción
La crisis global derivada de la pandemia por
el virus SARS-CoV-2 (covid-19) ha detonado la producción de una gran cantidad
de textos y narrativas que vemos circulando con frecuencia en diversos medios y
soportes. Hemos visto cómo los medios digitales y las redes sociales han
ampliado su circulación con objetivos que van desde informar a la población,
contenerla, promover mejores hábitos de salud en ella, entre otros. Sin
embargo, hay otro tipo de textos que atañen al panorama de la pandemia, pero
que ocupan rudimentos del lenguaje artístico (literario, plástico, musical,
cinematográfico, etc.) para enunciar interpretaciones y posicionamientos
concretos frente a ella. Considero importante estudiar desde las humanidades la
novedad de este tipo de producción textual con miras a comprender su posible
valor histórico y educativo, ya sea para el presente o para el futuro pospandémico.
En este artículo abordaré de manera exploratoria dos ejemplos de producción
textual de tipo artístico que se generaron de manera reciente en México y
Colombia.
Método
La metodología empleada para la elaboración
de este artículo es la de investigación documental. Esta metodología, muy
característica de las ciencias sociales y las humanidades, se enfoca en el procesamiento
de los datos que se encuentran consignados en documentos, mismos que, según los
autores MacDonald y Tipton:
[…] son cosas que podemos leer y que refieren a algún aspecto del mundo
social. Claramente esto incluye aquellas cosas hechas con la intención de
registrar el mundo social -los informes oficiales, por ejemplo- pero también
los registros privados y personales como cartas, diarios, fotografías, los
cuales puede que no se hayan hecho para sacarlos a la luz pública. No obstante,
además del registro intencionado, puede haber cosas que abiertamente traten de
provocar diversión, admiración, orgullo o goce estético -canciones,
edificaciones, estatuas, novelas- y que, sin embargo, nos dicen algo sobre los
valores, intereses y propósitos de aquellos que las encargaron o produjeron.
Tales creaciones pueden ser consideradas documentos de una sociedad o grupo,
que pueden ser leídos, si bien en un sentido metafórico.
(MacDonald y Tipton, 1993, como se citó en Valles, 1999, p. 120).
La noción de documento, por tanto, es muy
amplia y se encuentra abierta al estudio de cualquier expresión de la cultura
donde sea posible estudiar prácticas, significados, posicionamientos, deseos,
etc. Ahora bien, en este artículo ampliaré la noción de documento con base en
la categoría de texto para poder caracterizar a mi objeto de estudio: los
textos artísticos producidos en la pandemia por covid-19.
Sobre las nociones de texto y texto artístico
En primer lugar, un texto, en palabras del
semiólogo Mirko Lampis (2016) “es un conjunto integrado de expresiones al que
se asigna o en el que se reconoce una determinada organización significante”
(p.686). En ese sentido, los primeros atributos del texto son su unidad y
organización interna para configurar un mensaje que posee un significado y que
a su vez se inserta en un proceso de comunicación humana. Lampis (2010) apuesta
por comprender al texto como una categoría explicativa de tipo relacional en la
medida en que no se trata de una entidad abstracta sino de un elemento que se
ve correlacionado por la existencia de sus intérpretes y la cultura de la que
forma parte:
Todo texto es el producto de un tiempo, de un intertexto y de unas
prácticas interpretativas profundamente ancladas en los procesos colectivos de
la significación social, y tanto el texto como estas prácticas interpretativas
derivan de manera solidaria con el conjunto del sistema de la cultura (p. 142).
Ahora bien, en el ámbito de la cultura existen
muchas formas de organizar los textos. Lampis (2016) sugiere que los textos se
pueden organizan a través de géneros, mismos que:
no son, desde luego, entidades fijas: existen interferencias, mestizajes
y fusiones; existen diversificaciones y cismas; existen nacimientos, muertes y
fosilizaciones; y existen exhumaciones y resurrecciones. Las dinámicas de
deriva de un género determinado dependen: a) del operar de los agentes
individuales que lo trabajan “por dentro” (con sus hábitos, sus motivaciones, sus
competencias y sus conflictos), b) de la emergencia y el afirmarse de
singularidades textuales (sobre todo obras canonizantes) y c) de las
circunstancias contextuales y sociales en el que el género llega a ser
cultivado y reconocido (p.689).
Estos tres factores indicados por el
semiólogo eslovaco son muy importantes. Indicar que tal texto pertenece a un
determinado género implica reconocer las condiciones de producción por parte de
sus autores, la emergencia de textos reconocidos como canónicos dentro de ese
género concreto y las circunstancias de recepción y reconocimiento de tales
textos.
De manera particular, en
este artículo me situaré en el contexto del tercer factor para indicar que los
textos que estudiaré pueden ser leídos como artísticos. Ahora bien, ¿qué
aspecto caracteriza a algo como artístico? Trataré de responder esta pregunta
desde el pensamiento del filósofo Hans-Georg Gadamer, para quien:
[…] la verdadera importancia de la obra de arte radica en su capacidad
de fundar otras totalidades de sentido, otras comprensiones e interpretaciones
del mundo; en la medida en que la obra realiza esto, propicia la emergencia del
ser, en tanto una de las acepciones de la palabra ‘ser’ tiene para Gadamer es
precisamente configuración de sentidos. La obra de arte sería entonces el lugar
o sitio privilegiado de fundación de sentidos, puesto que esta tiene capacidad
de inaugurarlos, inventarlos, de ‘traer al ser desde la nada’, de ahí la
expresión ‘vuelta al ser verdadero’ que quiere decir que el ser aparece de una
manera ontológicamente originaria en la obra de arte (González, 2005, p. 61).
Estas palabras permiten identificar uno de
los rasgos característicos de toda obra de arte, más allá de sus meras
dimensiones técnicas. La obra de arte, en calidad de ente, tiene una dimensión
ontológica que permite representar aspectos del ser que difícilmente pueden
enunciarse en otro tipo de textos o discursos. Verdad y Método es el
ejemplo más claro de tal postulado en la medida en que toda la primera parte
del libro representa una argumentación que recupera la posibilidad de encontrar
la verdad en la experiencia con la obra de arte, más allá del mero subjetivismo
de la estética kantiana (Gadamer, 2012).
Con base en el breve
recorrido conceptual, considero que un texto artístico se caracteriza
principalmente por brindar una representación de la realidad con base en la
elaboración de un mensaje que puede ser leído y descifrado a través de la
experiencia estética. El texto artístico no es un mero reproductor de la realidad,
sino que tiene la posibilidad de fundar otras visiones sobre la misma.
Algunos antecedentes en la historia
Una vez teniendo clara la acotación sobre lo
que puede ser un texto artístico, me gustaría comentar brevemente dos ejemplos
de este tipo de textos que podemos encontrar en algunas épocas de la historia y
que atañen directamente al tema de las epidemias y pandemias en el mundo.
La primera idea que
quisiera recuperar en este recorrido es que la producción de textos artísticos,
en gran parte de las épocas que anteceden a la nuestra, se acotó a una esfera
muy reducida de sujetos con posibilidades materiales, formativas y, en algunos
casos, hasta de apoyo institucional.
Particulares ejemplos
podemos mencionar en la historia de la literatura, como el caso de El
Decamerón de Giovanni Boccaccio, quien al principio de su obra esboza su
óptica particular por la peste negra que alcanzó a la población florentina en
el siglo XIV. Boccaccio no solo se esfuerza por retratar la forma en que se
expandió la enfermedad, sus síntomas y consecuencias, sino que señala de manera
inquisitiva las posibles causas y procedencia de la pandemia:
sobrevino la mortífera peste. La cual, por obra de cuerpos celestes o
por nuestros inocuos actos, la justa ira de Dios envió sobre los mortales… fue
originada unos años atrás en partes de Oriente, donde arrebató innumerable
cantidad de vidas, desde allí… prosiguió devastadora hacia el Occidente
(Boccaccio, citado en Gil-Carcedo y Gil-Carcedo, 2018, p. 263).
En las palabras de Boccaccio es posible
distinguir una creencia y actitud medieval en torno a los problemas que atañen
a la vida humana. Es decir, el mal de la pandemia proviene de un castigo divino
propiciado por Dios. También el autor remite a la región en donde se originó la
enfermedad y los alcances geográficos que tuvo.
En otras épocas también
podemos encontrar textos artísticos que dan cuenta de algunos referentes
pandémicos. Hacia la segunda mitad del siglo XX, nos encontramos con el mural
que Keith Haring pintó en Barcelona. Todos juntos podemos parar el
sida, pintada en 1989, evoca a la pandemia provocada por el virus de
inmunodeficiencia humana, mismo que en su momento fue casi por completo
incomprendido debido a los supuestos peyorativos en torno a la sexualidad y
forma de vida de ciertos sectores de la población. El mural apela al peligro
que representa el virus, sus formas de transmisión y la necesaria colaboración
de toda l población mundial para combatirlo.
Estos y otros ejemplos de
expresiones artísticas (Mora, 2020; Palafox, 2020) indican algunas
aproximaciones a los problemas generados por las epidemias y las pandemias en
el mundo. Los textos artísticos nos muestran de manera simbólica las formas de
relación del ser humano con los cuerpos, la salud, el tiempo, la enfermedad, la
naturaleza y el conflicto. Desde mi punto de vista, su valor no solo radica en
la verosimilitud con la que muestran sus testimonios sobre una época, pues para
eso tenemos a las obras historiográficas y otros documentos que nos permitirían
reconstruir lo sucedido, aunque sea de manera artificial. El valor de estos
textos artísticos radica en la dimensión interpretativa sobre una serie de
hechos, los sentimientos, ideas, proyecciones y en todos los recursos que
desean dar sentido a un problema de salud que vulnera la existencia humana.
Retomando lo señalado en el apartado anterior, el texto artístico es un sitio
privilegiado para comprender las visiones e interpretaciones del mundo, incluso
cuando este atraviesa por conflictos de gran magnitud como una pandemia.
Ahora bien, en pleno siglo
XXI hay algunas novedades que vale la pena estudiar con respecto a la
producción de textos artísticos en un mundo que atraviesa por la crisis de la
pandemia por el covid-19.
Novedades
Las medidas de confinamiento social que
implementaron de manera emergente las autoridades gubernamentales en el globo
tuvieron un efecto significativo en el consumo y producción de textos
artísticos. Tal como señala, María Fernanda Castellanos (2020), especialista
del sector Cultural de la UNESCO en Guatemala, fue en el distanciamiento físico
en que la población mundial reconoció el valor de las expresiones artísticas
para calmar la angustia y liberar el estrés. Esto nos lleva a comprender que la
crisis global generó en los seres humanos un fuerte estado de ansiedad ante la
incertidumbre por la subsistencia propia y colectiva. Es decir, la ansiedad
ante una amenaza “relativamente nueva” (pues ya la humanidad ha atravesado por
pandemias que ha olvidado paulatinamente), pero también alimentada por las
acentuadas desigualdades por las que atraviesan muchas regiones del mundo, como
el caso de la latinoamericana (López y Menéndez, 2020).
Ahora bien, las novedades
que plantea la producción y consumo de textos artísticos en pandemia van más
allá de su efecto relajante. Como bien apunta Carlos A. Scolari, la pandemia
por el covid-19 generó una suerte de implosión narrativa, posibilitada
principalmente por las complejas relaciones mediáticas de nuestros tiempos:
Lo que emerge de las redes de comunicación (que no son solo las “redes
sociales”) es una imperiosa necesidad colectiva de poner en discurso lo que
está pasando. En breve: los Homo sapiens del año 2020 están desesperados
buscando un relato, una narrativa que les permita procesar un evento
catastrófico a escala planetaria que solo tenía antecedentes en la memoria de
la ciencia ficción apocalíptica. Si la sociedad globalizada facilitó la
transmisión del coronavirus, la sociedad mediatizada agilizó la producción y
circulación discursiva. Ni un ordenadorcuántico como el de la serie Devs
sería suficiente para tener registro y procesar todo el contenido
textual-narrativo que está generando el coronavirus, desde los mapas y gráficos
curvilíneos hasta los memes, pasando por los discursos de científicos, líderes
políticos, religiosos, periodistas, colegas, parientes y amigos (2020).
En el amplio mar de textos de diversa índole
podemos identificar que en el caso de los textos artísticos hay una suerte de
ampliación con respecto a los agentes que fungen como autores. Ya no se trata
solo de artistas renombrados como en épocas anteriores, sino de otros sectores
de la población como los niños, las mujeres presas, los adolescentes, madres de
familia y prácticamente cualquier persona con la posibilidad y los medios
suficientes para decir algo respecto a la pandemia. En el caso de América
Latina quiero sugerir dos ejemplos de producción textual en México y Colombia.
Miradas artísticas sobre la pandemia.
Abrazando la vida
El Programa Universitario de Estudios sobre
Democracia, Justicia y Sociedad de la UNAM organizó en abril de 2020 el
concurso “Miradas artísticas sobre la pandemia”. Este ejercicio fue
significativo pues participaron muchos sectores de la población mexicana a
través de dibujos, ilustraciones, fotografías, ensayos, cuentos y crónicas en
torno a sus formas de apropiación de la pandemia. Se realizó una selección de
los textos participantes para conformar la exposición física y virtual
intitulada Abrazando la vida. La versión física de la exposición se
ubicó temporalmente en tres estaciones del Sistema de Transporte Colectivo
Metro de la Ciudad de México, mientras que la versión digital se puede
consultar en un sitio web (Programa Universitario de Estudios sobre Democracia,
Justicia y Sociedad [PUEDJS], 2020). La exposición se organiza en cinco grandes
temáticas pandémicas:
-El mundo cambió
-Los que pueden quedarse en casa y los que no
-Remedios para la soledad
-El tiempo pasa distinto
-Saldremos adelante
La exposición muestra el testimonio de las
experiencias particulares de muchos sectores de la población mexicana, los
problemas que han enfrentado a nivel económico, psicológico y de salud en
general, así como los sueños, aspiraciones y esperanzas esbozadas hacia el
futuro pospandémico, donde es urgente forjar lazos de solidaridad:
Las más de 600 participaciones que recibió el certamen nos demuestran
que en el corazón del pueblo mexicano existe una enorme reserva de solidaridad
y esperanza. Se trata de obras que entrañan mensajes, consejos y perspectivas
que buscan ayudarnos a no decaer. Son la evidencia de que aún sin conocernos
nos podemos apoyar los unos a los otros. Esta exposición pretende ser un gran
abrazo y una caricia para todo aquel que ama la vida. (PUEDJS, 2020).
Dos ejemplos de textos artísticos dentro de
tal exposición son Seguimos conectados de Ismael León Rivera (2020) y Los
olvidados por el Covid-19 de Yeraldine Medellín Escamilla (2020). El primer
texto se trata de una ilustración que refleja la transformación de las formas
de relación afectiva entre los seres humanos. La ilustración nos muestra a dos
personas en casa haciendo uso de dispositivos como la computadora y el teléfono
celular, mismos que posibilitan la interacción con otras personas en el mundo.
Este texto se enmarca en la temática “Remedios para la soledad” y permite ver
que una de las ventajas de la tecnología actual es la posibilidad de contacto
humano a la distancia a través de videollamadas y plataformas de mensajería.
Desde mi punto de vista, es pertinente con respecto de la temática de la
exposición; pues una de las principales consecuencias negativas a nivel
psicológico que ha traído la pandemia en la actualidad es la limitación de
interacción presencial con familiares, amigos, parejas y otras personas
cercanas por riesgo de contagio.
Nota: Seguimos conectados [Ilustración], de Ismael León Rivera, 2020.
Fuente: PUEDJS (https://puedjs.unam.mx/seguimos-conectados/)
Por otro lado, la fotografía de Yeraldine Medellin
Escamilla, que se circunscribe en el tema de “Los que pueden quedarse en casa y
los que no”, nos muestra a dos personas que trabajan como recolectores de
basura en la Ciudad de México. La fotografía se intitula Los olvidados por
el Covid-19 y se inserta en el marco de una preocupación de la autora por
reconocer a los agentes de la población que posibilitan el funcionamiento de la
sociedad a través de la recolección y procesamiento de basura. La desigualdad
también es un tema de la fotografía por la brecha que hay entre los
trabajadores y trabajadoras que pueden desempeñar con seguridad sus labores a
la distancia y los que se ven obligados a exponerse en distintos grados al
contagio del virus por la naturaleza de sus trabajos.
Otro ejemplo de la producción de este tipo de
textos lo podemos encontrar en otros países de América Latina. En Colombia, una
colaboración entre la Universidad Pontificia Bolivariana y el Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales, a través de la realización de un taller
llamado “Narrando desde y con el virus”, llevó a la publicación de un libro que
recupera las narrativas de los estudiantes participantes, así como de miembros
de las comunidades indígenas Emberá Dobidá e Ikarwa. Este libro es un ejercicio
importante que se motiva por la necesidad de representar simbólicamente la
experiencia frente a un virus, pero desligándose de los discursos y textos que
pretender brindar una versión unívoca de la problemática actual:
Partiendo de este conocimiento y haciendo uso de la expresión de
escritura creativa, nos interpelamos a pensar la enfermedad y la transformación
de nuestras vidas producidas por el covid-19 no solo como amenazas
desgarradoras sino también como posible tierra compostada. Ello implicó
entender el espacio epidémico como un sitio para explorar la complejidad e
imprevisibilidad de las relaciones humano-ambientales y cómo estas son
cómplices y resistentes a los ordenamientos sociopolíticos dominantes. De esa
manera, la ciencia ficción, así como la poesía y el cuento, permite tejer hilos
con otras narrativas, con otros seres humanos y no-humanos, con seres mágicos,
con monstruos, con objetos, etc., para poder imaginar un entramado de
relaciones distinto (Comunidad de Ikarwa et. al., 2020, p. 7).
En el libro se integraron algunas fotografías
de los participantes y muchas ilustraciones que acompañan al texto escrito para
brindar una experiencia más colorida al proceso de lectura. Un ejemplo
interesante de este ejercicio es el texto intitulado La civilización. Un
mundo de caos, elaborado por Bismar Conchave Dogiramá, miembro de la
comunidad indígena Embera Dóbida. El texto presenta una crítica al avance de la
civilización y su correlación con los procesos de urbanización a partir de la
narrativa particular de la experiencia de Bismar. El siguiente fragmento de la
última parte es contundente:
Tener poder y dinero, por lo tanto, era más importante que tener una
gran familia: mandó a construir ciudades, destruyó los bosques, el aire, suelo
y las aguas quedaron contaminadas. En la ciudad todo era diferente. Había
hambre, necesidades y miedo. Nuestra tranquilidad se acabó cuando quedamos
viviendo en la ciudad. Todo era difícil, la vida, la casa, el juego, la
alimentación. Así, un día viviendo en la ciudad con mis amiguitos, nuestros
abuelos nos decían que no podíamos andar libres como en el bosque, pero mis
amiguitos no hicieron caso a sus consejos. Una vez salieron todos juntos a
pasear por un parque de la ciudad, a unos los mataron y otros enfermaron,
después murieron… Como yo hice caso a mis abuelos a mí no me pasó nada, pero
sin amigos me quedé… ¡La ciudad es un mundo de caos! Ahora debemos vivir
encerrados en la casa (Comunidad de Ikarwa et. al., 2020, p.17).
Bismar atribuye de manera certera la crisis
por el covid-19 a la expansión de las ciudades, la sobreexplotación de los
recursos naturales y al quiebre de la relación entre el ser humano y la
naturaleza. Su texto se acompañó de la ilustración de una tortuga nadando con
dificultad en medio de la basura, tal como se muestra en la figura 4.
Otro caso de la misma
publicación es la narrativa de Jesús David Matta Santofimio. En La sociedad
secreta de viajeros en el tiempo, Matta reflexiona sobre la posibilidad de
que un grupo de personas realice un viaje al año 2000 para informar sobre la
crisis mundial derivada por el covid-19. El autor indica que el viaje podría
traer dos consecuencias. La positiva sería que los gobiernos y la humanidad
tomarían conciencia para evitar llegar a este futuro. La consecuencia negativa
sería que la información se ocupara para encaminar la toma de decisiones sobre
quienes deberían sobrevivir y quienes no en el futuro. Matta indica que,
independientemente de esas consecuencias, “las personas que pertenezcan a la
línea de tiempo del 2020 tendrán que reflexionar profundamente acerca de la
vida, de la fragilidad de la humanidad en el mundo y restablecer las relaciones
con el ambiente”
Conclusiones
Para cerrar el recorrido realizado a través
de este texto me gustaría señalar tres conclusiones:
a) El breve panorama
aquí esbozado muestra la gran diversidad de formas de aproximación de los
textos artísticos contemporáneos con respecto al tema de la pandemia. A través
del uso de la palabra, la ilustración y la fotografía, cada autor o autora nos
brinda la posibilidad de “leer” una
parte de la crisis generada por el covid-19. Resulta
significativo también que esta diversidad se manifiesta en los autores
de tales textos. Ya no se trata de artistas consolidados, sino de cualquier
persona con la posibilidad de expresar, a través del lenguaje artístico, su
propia visión sobre el conflicto que representa la pandemia.
b) Estos textos
representan un reto metodológico para ser estudiados sobre todo por su
cantidad. Desde una óptica de investigación tendríamos que estudiar las
condiciones de producción de estos textos, aproximarnos a sus autores y, por
otro lado, analizar las condiciones de recepción en este contexto, donde la
globalización y los medios de comunicación posibilitan múltiples intercambios
culturales.
c) Una clave de
lectura y estudio de estos textos puede ser el abordaje de tres tópicos. En
primer lugar, enfocar nuestra
mirada a lo que estos textos nos dicen sobre las
condiciones contextuales que posibilitaron la pandemia. En segundo lugar,
analizar en ellos qué es la pandemia, cómo se
está desarrollando y cómo afecta la vida de los agentes representados (humanos
y no humanos). Por último, sería muy bueno identificar si en algunos de estos
textos hay alguna clave de interpretación sobre el devenir de la humanidad en
el futuro pospandémico.
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