A response
to the emergency: texts for the promotion of mental health care in times of
COVID-19
Recibido: 10 de enero 2022
Evaluado: 28 de febrero 2022
Cristian Yair Rincón Mercado
https://orcid.org/0000-0002-8054-8214
Universidad Nacional Autónoma de México, México
DOI: https://doi.org/10.35756/educaumch.202219.224
Cómo
citar
Rincón Mercado, C. (2022). Una respuesta a la emergencia: textos
para la promoción del cuidado de la salud mental en tiempos de COVID-19. Revista
EDUCA UMCH, (19), 184-195. https://doi.org/10.35756/educaumch.202219.224
Resumen
Palabras clave: Salud Mental, Potencial Educativo,
Pandemia, México, América Latina
Summary
This article revolves around the
review of 4 texts for mental health care produced in the context of the
SARS-CoV-2 virus pandemic by different international organizations and the
Mexican government, describing throughout the same its characteristics and
contents, as well as the criteria for which they were selected for a brief
analysis. Likewise, there is a reflection on the educational potential of these
texts and the impact they would have in educational contexts such as Latin
America.
Key words: Mental Health, Educational Potential, Pandemy, Mexico, Latin America
Introducción
El presente artículo aborda la temática de los textos que
promocionan el cuidado de la salud mental en tiempos de COVID-19, su potencial
educativo y la importancia de considerar documentos de esta naturaleza dentro
de las instituciones educativas. En primer lugar, se brindará un marco de
referencia sobre la situación que se ha vivido esta última temporada de
pandemia, para posteriormente plantear los textos recuperados sobre el cuidado
de la salud mental en distintos contextos, por qué se eligieron y sus características.
Después se hablará sobre por qué tendrían un potencial educativo para,
finalmente, destacar su relevancia dentro del aula y para los actores que
participan en los procesos educativos.
En cuanto a las consideraciones del método.
Antes de aproximarnos directamente a
los textos que promocionan el cuidado de la salud mental en tiempos de
COVID-19, debemos tener en cuenta la metodología utilizada para su revisión y
análisis. Esta fue la investigación documental con una técnica de análisis de
contenidos.
La investigación documental es parte inherente de todo
proceso de investigación, pues la revisión de fuentes es fundamental para
sustentar teóricamente nuestro trabajo; no obstante, es importante considerar
técnicas para el tratamiento de la información. Es por ello que
se optó por el análisis de contenidos, que “A juicio de Bardin
(1986:7) [...] es un conjunto de instrumentos metodológicos, aplicados a lo que
él denomina como «discursos» (contenidos y continentes) extremadamente
diversificados” (López, 2002, p. 172). De esta forma, el análisis hacia los
discursos es tanto de naturaleza externa como interna.
El análisis externo hace referencia a “colocar en el
documento en su contexto, o sea, en el conjunto de circunstancias entre las que
surgió y que permiten explicarlo” (López, 2002, p. 172). Por ende, contemplar
aquellas situaciones sociales, políticas, económicas, culturales, etc., que
rodean al texto y a su realización es elemental para conocer con mayor detalle
los aspectos que influyeron en su realización y posterior circulación, así como
el valor del mensaje y el impacto que puede ejercer (López, 2002).
Por su parte, un análisis interno o bien, el análisis del
contenido mismo “analiza las ideas expresadas en él, siendo el significado de
las palabras, temas o frases lo que intenta cuantificarse” (López, 2002, p.
173). En ese sentido, los temas abordados son también parte central de su
revisión, por lo que el contenido del discurso es de total interés.
Finalmente, en esta investigación hay una conjunción de un
análisis externo e interno que condensa una revisión tanto del contexto y
situación en la que los documentos fueron producidos, así como los mensajes
mismos y el impacto que tienen en sus realidades circundantes.
Implicaciones de la pandemia por
COVID-19 y una noción de ‘salud mental’
La pandemia por COVID-19 ha acaecido sobre nuestras vidas
sin advertir a nuestra imaginación todos los estragos que provocaría en las
rutinas y actividades cotidianas en este último año. La vida tal como la
conocíamos en nuestros contextos más próximos cambió radicalmente.
Evidentemente, esta peripecia
implicó grandes alteraciones en distintas dimensiones como la económica,
política y social, así como ineludiblemente invaden la esfera privada e
individual de cada persona. Es así que el trabajo, el
estudio, el ocio, la misma convivencia con colegas, amigos y familiares se vio
trastocada, por lo que las afecciones escalaron a tal punto que las condiciones
de salud mental se volvieron un eje el cual atender, en un entorno donde la
mayor parte del tiempo se está en confinamiento, realizando todas las
actividades que se solían hacer en diversos espacios, dentro de las unidades
domésticas.
Ante el inminente encierro, varias
organizaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización
Panamericana de la Salud (OPS), y sitios web oficiales del gobierno mexicano
han emitido diversas recomendaciones para mantener una buena salud mental ante
estas dificultades.
En este tenor, es menester brindar
una noción de salud mental sobre la cual nos movilizaremos en este discurso. La
salud mental es definida por la OMS como “…un estado de bienestar en el cual el
individuo se da cuenta de sus propias aptitudes, puede
afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar productiva y
fructíferamente y es capaz de hacer una contribución a su comunidad” (2001, p.
1).
Esta noción que nos brinda la
Organización Mundial de la Salud es genérica, pues se puede dar una
interpretación muy general al respecto de lo que podemos entender por salud
mental, aunque es importante apuntar que esta concepción estará determinada y
condicionada también por las diferencias de los valores sociales y culturales
entre países, culturas, clases y géneros (OMS, 2004, p. 14).
También es relevante advertir que la
salud mental no es un elemento que se conciba como independiente de otras
esferas de la vida humana y que se deba abordar por sí solo, sino que es
conveniente contemplarla como un área interdependiente de otros elementos como
la salud física, las condiciones sociales, culturales, étnicas y hasta
biológicas (OMS, 2004). De esta forma, el tener salud mental (y salud en cualquier ámbito de la vida) se
refiere a un estado de equilibrio que depende de la relación del sujeto consigo
mismo y con sus contextos cercanos, y tener en cuenta que no se constriñe
únicamente a la ausencia de enfermedad.
Recuperación
de textos para el cuidado de la salud mental
Ahora bien, en miras de preservar una buena salud mental en
tiempos de pandemia, si bien hay muchas instituciones e incluso iniciativas
privadas que buscan mitigar los efectos negativos por el confinamiento, podemos
retomar algunas propuestas para tener claro un panorama general del tipo de
recomendaciones producidas.
Estas recomendaciones tienen un
conjunto de rasgos comunes, donde los temas abordados son similares, pero sus
abordajes y enfoques son distintos. A continuación, se mencionan los textos
revisados y sus características, para posteriormente enunciar los elementos comunes
que hay entre ellos.
a)
El primer texto se encuentra en el sitio web de la OMS, titulado #SanosEnCasa – Salud mental, que emite
lineamientos generales para el cuidado de la propia salud mental, así como
recomendaciones para padres de familia, adultos de la tercera edad y personas
con trastornos mentales. Además, forma parte de las campañas mundiales de salud
pública de este organismo (OMS, 2021).
b)
El siguiente material se encuentra en el sitio web del gobierno
mexicano, llamado Salud mental, donde
además de los lineamientos generales para el cuidado de la salud mental,
también hay un recurso audiovisual para ayudar a calmar estrés o ansiedad, así
como números telefónicos de instituciones que brindan auxilio emocional;
asimismo, es posible encontrar documentos de apoyo para personas que conviven
con quienes padecen de autismo o de alguna adicción (Gobierno de México, 2020).
c)
Nos
encontramos también con el documento elaborado por el
Comité Permanente de Organismos (IASC por sus siglas en inglés) titulado Habilidades psicosociales básicas. Guía para
el personal de Primera Línea de Respuesta a la COVID-19. Es una guía que va
dirigida a todas las personas que cumplen funciones críticas durante la
pandemia (personal de salud, suministradores de alimentos, personal de apoyo
comunitario, etc.) (OPS, 2020).
d)
Finalmente, tenemos la guía Primera
ayuda psicológica. Juntos más fuertes. Una guía para ayudarle a usted y a su
comunidad. 2.a edición,
igualmente producida por la OPS, la cual se dirige al público en general para
mejorar las condiciones de salud mental en diversos espacios y comunidades
(OPS, 2020).
Estos textos fueron elegidos, ya que
en primer lugar, se encuentran en la red y la consulta de estos es sencilla,
pues en tiempos de pandemia los documentos que se encuentran en internet son
fuentes útiles para acceder a información de relativo fácil alcance; en segundo
lugar, son materiales en español y que han sido emitidos por autoridades en
materia de salud; en tercer lugar, se revisaron sus semejanzas y diferencias de
cada uno y se llegó a la conclusión de que esto ameritaba una breve comparación
que ayudaría a conocer rasgos generales de textos de esta naturaleza.
Con base en lo anterior, los rasgos
generales de estos textos se pueden abordar del siguiente modo:
●
En cuestiones de formato, hay un uso de recursos gráficos y
esquemáticos, incluso audiovisuales, además de ser guías breves y con lenguaje
apropiado para todo público interesado.
●
Los productores de estos textos pueden ser considerados
autoridades mundiales en materia de salud pública (a excepción de la página del
gobierno de México), donde el sesgo parte de estas recomendaciones que se han adoptado en
casi todos los países del mundo.
●
En cuanto a contenido, podemos esbozar lineamientos comunes:
cuidar la información que se consume respecto del COVID-19, estrategias y
actividades para mantener buena salud física y mental, técnicas para aliviar el
estrés o la ansiedad, la importancia de desarrollar habilidades comunicativas
específicas, la promoción de la solidaridad con las poblaciones más
vulnerables, el reconocimiento de las propias emociones y las de otros, y la
invitación a personas con distintos padecimientos clínicos a comunicarse con
especialistas para atender los problemas latentes.
Estas recomendaciones no son únicamente un punteo de
aspectos que la gente debe considerar para mantener una salud mental
equilibrada, sino que han sido textos específicos, en formato de manuales o
guías que orientan a los usuarios al respecto de sus sentires, así como
acciones concretas sugerentes para, en primer lugar, evitar la propagación del
COVID-19, y en segundo, para cuidar de la salud mental, que van desde ser
cautelosos con el tipo de información que se consume, hasta técnicas precisas
para calmar estrés o ansiedad.
Este tipo de textos son una
manifestación de medidas paliativas para aminorar los efectos adversos a la
salud mental durante la pandemia que, desde mi perspectiva, dotan a la población
interesada de habilidades y conocimientos que pueden ser considerados útiles,
que ayudan de una forma u otra a la gente que lo requiere.
Los textos como recursos
potencialmente educativos
A raíz de lo analizado en el apartado anterior, es menester
presentar una serie de consideraciones para comprender estos documentos como
recursos potencialmente educativos, y así proponer vías de análisis sobre lo
que sería imperativo conocer alrededor de estos textos con el fin de determinar
el grado de potencialidad referido.
En primer lugar, estos textos son
herramientas que tienen un potencial didáctico en los lectores interesados en
el tema, pues su formato de guías, el tipo de escritura, los recursos que
utilizan y la disponibilidad de acceder a estos escritos hacen que estos sean
susceptibles de ser utilizados para fines educativos.
Por su parte, la circulación de
estos documentos depende de su promoción en distintas vías como los medios de comunicación,
redes sociales, su búsqueda directa en internet, etc., y que pueden ser
considerados tanto por el personal que trabaja directamente con cuestiones de
salud mental, como por todo público interesado. En consecuencia, la relevancia
de estos textos se encuentra en que responden directamente a la emergencia
sanitaria para atender las posibles dificultades que esto podría traer a la
salud mental de la población en general, y también para personas en estado de
vulnerabilidad.
En ese sentido, para comprender el
potencial educativo de estos textos, es importante contemplar dos dimensiones:
a) la perspectiva de los productores de los documentos, y b) la perspectiva de
los consumidores de los mismos. De esta manera, dichos
textos son constructos plasmados en distintos formatos –desde manuales hasta
folletos, entre otros soportes– resultado del conocimiento sobre los efectos
del virus SARS-CoV-2 en la sociedad, de soluciones y alternativas sanitarias
por parte de especialistas y el objetivo de desarrollar en los destinatarios
ciertos conocimientos y habilidades para enfrentar la pandemia.
Con respecto a la primera dimensión,
esta es muy clara, ya que las intenciones son transparentes en cuanto a sus
propósitos. Por ejemplo, en el sitio web de consulta del documento de la OPS, Primera ayuda psicológica. Juntos más
fuertes. Una guía para ayudarle a usted y a su comunidad. 2.a
edición., está disponible una descripción que expresa directamente su
objetivo: “[…] ayudarle a cuidar de sí mismo y de su comunidad durante una
situación de crisis” (OPS, 2020). Asimismo, la propuesta parte de la reedición
de un folleto ilustrado que aborda las mismas cuestiones, y que se decidió
darle presentación de documento con el fin de incorporarlo al Repositorio Institucional para el
intercambio de información.
Así como la situación anterior, en
el sitio web para la consulta del documento Habilidades
Psicosociales Básicas: Guía para personal de Primera Línea de Respuesta a la
COVID-19 del IASC, se comparte que su objetivo es “[…] desarrollar
habilidades psicosociales básicas entre todos los trabajadores esenciales que
responden a COVID-19 en todos los sectores” (OPS, 2020). Además, la propuesta
parte de una serie de trabajos previos y la colaboración entre varios actores:
La Guía es el resultado
de dos rondas de consultas formales y llamadas semanales entre las 57
organizaciones miembros del Grupo de Referencia MASPS del IASC [Comité
Permanente de Organismos], incluidos los presidentes de los Grupos de Trabajo
Técnico MHPSS desplegados en 22 emergencias humanitarias. Además, alrededor de
200 sobrevivientes de COVID-19, así como los socorristas de emergencia de
COVID-19 en 24 países participaron en una encuesta, una consulta y la prueba piloto
del documento. (OPS, 2020).
En cuanto a los materiales correspondientes a los sitios web
de la OMS y del gobierno de México, si bien estos no tienen explícitos sus
objetivos, sí se caracterizan por ser campañas informativas sobre lineamientos
y recomendaciones para el cuidado de la salud mental, con miras a brindar apoyo
a las personas que lo necesiten.
Ahora bien, en relación con la
segunda dimensión, la consulta de estos textos se va a determinar por las
valoraciones que realice el sujeto sobre estos contenidos, su pertinencia para
la situación que se vive actualmente y la manera en la que se socializan estos
conocimientos.
En su momento, habría que conocer
las motivaciones o razones que llevan a los sujetos a consultar esos
materiales, sus condiciones de circulación (saber si se promocionan en alguna
red social, medios de comunicación, o simplemente se constriñen a su búsqueda
directa en internet), y por supuesto, de las necesidades que los sujetos
pretenden cubrir, además de averiguar si fue lo que esperaban, o bien si
retomaron los contenidos para adoptarlos en algún espacio de sus vidas dentro
de esta “nueva normalidad”.
Las medidas propuestas en cada
documento podrían ser consideradas útiles para quienes atraviesen directamente
por una situación que amerite su búsqueda y revisión, o bien como un recurso a
compartir con alguien que crea, lo puede llegar a necesitar.
Con base en lo anterior, el
potencial educativo radica en los propósitos implícitos y explícitos de los
materiales, donde a partir de la construcción del conocimiento colectivo en
beneficio de la salud mental, se emiten guías de recomendaciones para que la
gente sepa cómo afrontar los diversos retos que las situaciones de crisis
desatan. Incluso considerar el formato y el lenguaje nos darían piezas clave
para entender el perfil de los destinatarios, que serían usuarios alfabetizados
con acceso a este tipo de materiales. Además, también sería pertinente
recuperar las condiciones de circulación en las que estos organismos y el
gobierno han decidido poner en marcha las propuestas.
Es así que
las iniciativas están vislumbradas para quien se interese en considerar estos
conocimientos y habilidades para su vida profesional y personal durante esta
crisis global, que sin duda apelan a variados perfiles poblacionales, pero que
responden a un mismo eje: el cuidado de la salud mental.
¿Qué pasa en los contextos
educativos?
Por otra parte, se reconoce que estos recursos tienen un
potencial educativo, pero, ¿es posible trasladar estas
consideraciones sobre la salud mental a las aulas o al menos considerarlos en
los procesos educativos en México y Latinoamérica?
La respuesta a esta pregunta estaría
orientada a que si bien los textos mencionados pueden ser útiles como guías que
encaminen a los lectores interesados, estos (u otros documentos, pero de la
misma naturaleza) pueden ser utilizados dentro de espacios seriamente afectados
por la pandemia, como son los escolares, por ejemplo.
Debemos reconocer que el estado
mental de los estudiantes, independientemente de su nivel escolar, es un
elemento relevante para los procesos educativos, pues el bienestar en la mayor
parte de las áreas de la vida humana promueve un mejor aprovechamiento de los
aprendizajes y su desarrollo vital.
Cabe apuntar que “Una adecuada salud
mental se asocia con mejores resultados educativos, emocionales y
comportamentales, que impactan significativamente múltiples aspectos de la vida
a largo plazo” (Sarmiento, 2017, p. 2). Por ello, la atención a este tema por
parte de varias instancias no es fortuito, aunque por la situación de la
emergencia sanitaria y la premura de obtener medidas de respuesta de forma
general, se dan lineamientos que traten de asegurar la supervivencia humana.
Con la pandemia, indudablemente hay
daños irreversibles que han acorralado a la educación de nuestro país y en
América Latina en los últimos 2 años, y aunque ya hay una “vuelta a la
normalidad” paulatina, la socialización y diversas experiencias que formaban
parte del día a día en los espacios educativos, difícilmente pueden volver a su
cauce en el futuro cercano. Por ello, varios estudiantes e incluso profesores
se han visto afectados a niveles insospechados en su salud mental, por lo cual
se requieren herramientas que ayuden a estos actores del sistema educativo a
hacer frente a esta adversidad.
En tiempos en que el confinamiento
comenzaba a prolongarse por meses y no se veía salida alguna, los problemas
comenzaron a avivarse a los ojos de la mayoría, por lo que eran casi escasas las
respuestas de acción para atenuar los problemas emergentes de salud mental.
Como apunté anteriormente, las medidas generales dieron luz, como la sana
distancia, confinamiento, lavado de manos, uso de cubrebocas, hacer ejercicio,
en fin; todas atendían a cuidar la salud física, aunque directamente la salud
mental se concebía más bien como un elemento que el espectro de actividades
sugeridas ayudaría a cuidar. Sin embargo, con el tiempo las exigencias sociales
comenzaron a hacer visible la necesidad de atender directamente esta parte.
Por ello, documentos como los de la
OMS, la OPS y páginas gubernamentales dieron sus recomendaciones. A pesar de
ello, ciertos aspectos de la vida social quedaban desatendidos, por ejemplo, el
educativo. Es así que, a partir de este evento
coyuntural, es necesario problematizar cómo cuidar la salud mental de
estudiantes, docentes y demás personas dedicadas a la educación.
Las guías y documentos citados
serían un ejemplo de recursos que se podrían recuperar en los procesos educativos
para conocer, identificar y adquirir estrategias para abordar este tipo de
problemas, de tal manera que se pueda intervenir oportuna y adecuadamente
previniendo los problemas de salud mental (Sarmiento, 2017, p. 2), o bien,
ofreciendo herramientas para enfrentarlos en caso de haber emergido o también
acentuado.
Los contenidos que forman parte de
dichas guías o documentos pueden ser retomados en los contextos específicos
para utilizarlos a favor de las personas y sus procesos educativos que, en este
caso, están siendo comprometidos. Es decir, la propuesta aquí es que, de una
forma u otra, recuperemos estas guías orientadoras en espacios educativos de
manera contextualizada para atender un problema que está afectando al mundo. No
obstante, para lograrlo, es importante que exista un vínculo más profundo entre
las autoridades sanitarias y los sistemas educativos, en miras no solo de
prevenir contagios de COVID-19, sino también promover medidas de cuidado de
salud mental y ponerlas en práctica.
De estar circunscrito a un escenario
escolar, sería importante hablar con los estudiantes del problema que aqueja a
la humanidad, pues sería significativo atender problemas del mundo real en el
aula. Por ello, la revisión de materiales de este tipo, además de dotar de
herramientas a docentes y estudiantes, también fungiría como un recurso para
reconocer la nueva realidad y el problema desde una perspectiva informada. Es
por esta razón que también podríamos otorgarles a los documentos de esa
naturaleza un potencial educativo en cualquier nivel escolar, aunque con sus
debidas reservas dependiendo del texto y el tipo de abordaje –además de
considerar los diversos contextos sociales, políticos, culturales y económicos
en las distintas regiones de México y América Latina dentro de las cuales estos
textos circularían–.
Conclusiones
Los textos revisados[1] serían un
producto que cualquiera podría utilizar, pero que en contextos educativos
formularían una pauta para estudiar la realidad y actuar en consecuencia.
Podría decirse que, en palabras de Eduard Spranger,
los textos de este tipo representarían contenidos culturales
o bienes culturales (Roura-Parella, 1944), pues son producto del trabajo
humano y están presentes como parte del acumulado de cultura y conocimiento que
la humanidad genera a lo largo de los años como testimonio del estudio y
experiencia con respecto de la realidad.
Este bien cultural se transformaría
ahora en algo que el mismo Spranger llama material de formación al tener “una
significación para el desarrollo del individuo” (Roura-Parella, 1944, p. 168).
Con esto quiero decir que tales productos cobran relevancia al ser ahora parte
de un esquema cognitivo que hace frente a la crisis actual, donde para tolerar
y adaptarse a las nuevas condiciones, es recomendable e incluso imperativo
seguir ciertas pautas.
No podemos olvidar que esas son
herramientas para ayudar a prevenir o bien atender un problema específico en la
esfera de la vida humana y que este se puede estudiar o revisar incluso en la
escuela (o también fuera de ella), pero que también hay otros aspectos que
rodean al ser humano que lo interpelan y afectan, como la salud física, la
situación familiar, el contexto socioeconómico en el que se desenvuelve, entre
otros aspectos que son necesarios tener presentes.
Por ende, estas guías o documentos
no son la panacea para el equilibrio y el bienestar total, pero su uso adecuado
para promover el cuidado a pesar de las circunstancias es un aspecto que debe
tomarse en cuenta tanto en los procesos educativos para aprovecharlos mejor,
como en el desarrollo vital de todo sujeto, independientemente de su edad,
escolaridad, género, raza o condición social. Hacerle un pequeño espacio a este
tipo de contenidos ayuda a que las instituciones sigan conectadas con el contexto
cercano y que se brinden pautas para aproximarnos a una educación integral.
Finalmente, además de pensar la
salud mental dentro del aula, también se podría continuar con la investigación
sobre los textos y documentos surgidos después de la pandemia, para revisar en
cada caso las condiciones de producción precisas de cada uno, y conocer el
trabajo que hay detrás, así como las metodologías y los perfiles profesionales
que han llevado a cabo todo este proceso, ¿sería pertinente un trabajo
pedagógico y educativo en este ámbito?
Referencias
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2021. https://coronavirus.gob.mx/salud-mental/
López, F. (2002). El análisis de
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