Factores
Sociodemográficos y Resiliencia en Directivos de Instituciones Educativas
Públicas de Perú
Sociodemographic Factors and
Resilience in Directors of Public Educational Institutions of the Peru
Recibido: 28 de febrero 2023
Evaluado: 05 de marzo 2023
Aceptado: 29 de mayo 2023
Mónica Rocío Del
Águila Chávez*
mdelaguila@umch.edu.pe
https://orcid.org/0000-0001-7538-7519
Universidad
Marcelino Champagnat, Perú
Doi: https://doi.org/10.35756/educaumch.202321.255
Como citar
Del Águila, M. R. (2023).
Factores Sociodemográficos y Resiliencia en Directivos de Instituciones
Educativas Públicas de Perú. Revista EDUCA UMCH, (21), 07–28. https://revistas.umch.edu.pe/index.php/EducaUMCH/article/view/255
Resumen
El objetivo
general de la presente investigación fue determinar los factores
sociodemográficos relacionados a la resiliencia en directivos de instituciones
educativas públicas del Perú. El diseño utilizado fue el no experimental,
transversal, correlacional no causal. La muestra estuvo conformada por 1061
directivos (directores y subdirectores) de escuelas públicas del Perú. El
muestreo fue no probabilístico por conveniencia. Los instrumentos utilizados
fueron una Ficha sociodemográfica diseñada para esta investigación y la Escala
de Resiliencia docente, para la cual se determinó evidencias de validez y
confiabilidad. Los resultados indicaron que las variables sociodemográficas
relacionadas a la resiliencia fueron el sexo femenino (OR=1.59
[IC95%=1.13-2.23]; X2=6.666: p<.01); el número de tres personas dependientes
(OR=0.63 [IC95%=0.44-0.91]; X2=5.707: p<.05); contar con el servicio de
internet (OR=1.60 [IC95%=1.04-2.47]; X2=4.136: p<.05); haber estudiado
maestría y doctorado (OR=2.28 [IC95%=1.16-4.47]; X2=5.286: p<.05) y no haber
obtenido un grado académico de posgrado (OR=0.66 [IC95%=0.47-0.93]; X2=5.337:
p<.05). Las implicancias del estudio fueron discutidas.
Palabras clave: directivos,
instituciones educativas públicas, resiliencia, factores sociodemográficos
Summary
The general objective of this research was to determine the
sociodemographic factors related with resilience in public school authorities
in Peru. The design used was the no experimental, transversal, and no causal
correlational. The sample consisted of 1061 authorities (school principals and
deputy directors) of public schools in Peru. The sampling was non-probabilistic
for convenience. The instruments used were a sociodemographic survey designed
for this research and the “Escala de Resiliencia Docente”, for which evidence of validity and reliability
was determined. The results indicated that the sociodemographic variables
related with resilience were female sex (OR = 1.59 [95% CI = 1.13-2.23]; X2 =
6.666: p <.01); the number of three dependent people (OR = 0.63 [95% CI =
0.44-0.91]; X2 = 5.707: p <.05); have internet service (OR = 1.60 [95% CI =
1.04-2.47]; X2 = 4.136: p <.05); having studied master's and doctorate (OR =
2.28 [95% CI = 1.16-4.47]; X2 = 5.286: p <.05) and not having obtained a
postgraduate academic degree (OR = 0.66 [95% CI = 0.47- 0.93]; X2 = 5.337: p
<.05). The implications of this study were discussed.
Key words: school
authorities, public schools, resilience, sociodemographic factors
Introducción
La concepción del
cargo de directores escolares en el mundo ha estado orientada hacia el
desarrollo de competencias del lado de la gestión, pero con un carácter
burocrático y administrativo. En la actualidad, se busca generar sociedades más
justas y esto implica un cambio de paradigma con respecto al liderazgo
directivo, que debe ser preparado para que maximice el aprendizaje de todos sus
docentes y estudiantes, y para sortear la incertidumbre, el cambio permanente,
los desafíos y retos que se presentan.
Debido a este
nuevo enfoque de liderazgo, es que en los últimos 20 años se han realizado
estudios y proyectos como el International Successfull School Principalship
Project del Reino Unido (ISSP) o la creación del Ontario Institute for studies
in Education de la Universidad de Toronto, que se basan en investigaciones
focalizadas en los directivos y su eficacia en la gestión y calidad escolar,
pero fortaleciendo los aspectos socioemocionales como la resiliencia (Fullan, 2014; Olmo, 2017).
Según el Informe
global de competitividad 2017-2018 del Foro Económico Mundial (2017), el Perú
ocupa el puesto 127 en calidad del sistema educativo, de 137 países. En estos
resultados se evidencia que, en los indicadores vinculados a la calidad de la
Educación Básica Regular como superior, se encuentra en los puestos 129 y 125
respectivamente; y, en lo concerniente a la calidad de la gestión de las
instituciones educativas, se encuentra en el puesto 90. Estos datos llevan a
afirmar que es de vital importancia atender las necesidades de las
instituciones educativas en los diferentes niveles de educación a nivel
nacional, de modo que se asegure una gestión competente.
Por otro lado, un
estudio realizado por el Minedu, a través de la Dirección General de Calidad de
la Gestión Escolar (DIGC) (2015), caracterizó a los directivos de las
instituciones educativas públicas del Perú. La composición de los 10,599
directivos registrados corresponde al 56.6% de hombres y 43.3% mujeres. El
rango de edades se ubicó entre 45 a 49 años. Respecto a la formación académica,
el 59 % contó con una formación superior pedagógica; el 72% declaró estar
estudiando maestría, tener estudios concluidos o tener el grado de magister; el
12.7% declaró estar estudiando doctorado, tener estudios concluidos o tener el
grado de doctor.
En relación con los datos laborales, el 78.1%
tuvo el cargo de director y 21.9% subdirector; el 13.1% declaró tener una
ocupación secundaria fuera del horario que trabaja en la institución educativa
donde labora. Respecto a la ubicación geográfica, el 71.2% estuvo ubicado en el
área urbana; y el 28.8%, en el área rural. Si bien se cuenta con información
sociodemográfica del perfil directivo, se desconoce en qué medida estas
variables se relacionan con la resiliencia.
No cabe duda que
los escenarios donde se desenvuelven los directivos son complejos, ambiguos y
con riesgos (salarios bajos, pocos recursos logísticos de infraestructura y de
conectividad en sus escuelas, exigencias en la elaboración y llenado de
documentos burocráticos que dificultan su tarea de acompañamiento pedagógico,
falta de reconocimiento social frente a su labor directiva, entre otros); por
ello, se hace necesario determinar cómo los recursos psicológicos como la
resiliencia se convierte en un factor protector para sobreponerse a las
adversidades (Leithwood, 2006, como se cita en Pollock et al., 2018).
En correlato con el contexto detallado
anteriormente, el directivo debe desarrollar en primera instancia la
capacidad de establecer la meta, persuadir, y posteriormente perseverar y
persistir a pesar de que sus colegas puedan mostrar resistencia. En otras
palabras, se requiere ser resiliente, más aún en contextos adversos, como en la zona rural, donde los
escasos recursos demuestran menores posibilidades de éxito en la gestión, lo
cual repercute en la comunidad educativa, los docentes y padres de familia, así
como en el éxito académico de los estudiantes.
Es aquí donde la labor del directivo se convierte en
trascendental, tal como lo señala Rosario (2013), ya que el director no solo
debe actuar como un agente de cambio para mitigar el efecto adverso de la
pobreza en los jóvenes y promover la resiliencia en los estudiantes, sino
también convertir a su escuela en una organización resiliente. Asimismo, de acuerdo con Olmo
(2017), las prácticas resilientes permiten a los directivos enfrentarse a las
dificultades, adaptarse a sus funciones al contexto de la escuela y mirar los
desafíos como situaciones que se les presenta para formarse, enriquecerse y
madurar. Por todo lo
anteriormente dicho, no solo se debe promover la resiliencia sino se debe ser
resiliente.
Henderson y
Milstein (2003, como se cita en Gurr y Day, 2014), plantean desde un enfoque
pedagógico, la teoría “Rueda de la resiliencia”. En esta define la resiliencia
como un comportamiento positivo y adaptativo para enfrentar experiencias
negativas de la vida. La teoría explica a través de seis pasos los factores de
riesgo, protección y vulnerabilidad de la resiliencia. Los tres primeros
contribuyen a debilitar riesgos sociales y los tres últimos ayudan a promover
conductas resilientes.
Sistematizando lo
anterior, Guerra (2010) propone que la resiliencia es la “Capacidad para
enfrentar una diversidad situaciones dolorosas a partir del desarrollo de
fortalezas personales. Estas situaciones varían en intensidad y dependen del
contexto en el que se generan” (p.9). En ese sentido, sustenta que está
compuesta por cuatro dimensiones (a) participación significativa: capacidad
para ser fuente de apoyo; (b) conducta prosocial: consiste en promover
emociones de bienestar, a través de conductas sociales positivas; (c) autoestima
y aprendizaje: Radica en la evaluación del nivel de autoestima a partir de
oportunidades de aprendizaje vinculados con la interacción interpersonal; (d) percepción
de apoyo: pensamiento en relación con la comunidad (Guerra, 2013).
A partir de este
enfoque teórico, Uriarte (2006) explica que, dentro del proceso educativo, el
director y los docentes son responsables de construir resiliencia. En tal
sentido, los directores deben adaptarse a las realidades de su institución,
precisando que, ante el fracaso escolar, se debe promover conductas resilientes
(Olmo, 2017). En este contexto, la afirmación de que la conducta resiliente del
director influye positivamente en la vida de los demás miembros de la comunidad
educativa cobra mayor sentido, debido a que dentro de sus alcances está
reforzar aquellos factores protectores como la autoestima, la empatía y la
autonomía y disminuir los factores de riesgo a partir de su detección temprana.
El resistir las
tensiones que interfieren en una gestión positiva y la capacidad de construir
conductas positivas, son elementos trascendentales al momento de guiar y
dirigir escuelas en donde las carencias en infraestructura, recursos
económicos, tecnológicos y personales son características comunes a la realidad
que viven las escuelas rurales y urbanas del Perú. En tal sentido, la
resiliencia constituye una característica psicológica relevante en el perfil
del directivo; sin embargo, existe poca literatura relacionada con los factores
sociodemográficos vinculados a la resiliencia, y es por ello por lo que se
considera pertinente investigar al respecto.
Las
investigaciones a nivel internacional, realizadas sobre resiliencia en
directores de instituciones educativas, en su mayoría, son de carácter
cuantitativo, sin embargo, en los últimos años se encuentra un mayor número de
investigaciones cualitativas, en donde se destaca la importancia de las
experiencias de vida y la preparación profesional como elementos para enfrentar
situaciones desfavorables.
También se consideran factores como la percepción de la adversidad como
elemento que gatilla la aparición de los recursos resilientes; las
características resilientes están enfocadas al manejo de un liderazgo
transformacional y resiliente; y también las habilidades psicológicas y
sociales para sobreponerse al caos (Bruyn & Mestry 2020; Olmo 2017; Roberto
& Moleiro 2015; Rosales, 2013; Rosario 2013; López, 2010).
Los estudios con un enfoque cuantitativo son en su
mayoría de corte psicométrico y descriptivo comparativo. Hacen uso de una
diversidad de instrumentos para medir la resiliencia; sin embargo, en la
mayoría de estos se destaca la adversidad como factor preponderante para
desencadenar los recursos protectores y resilientes. En relación a la variable
sociodemográfica edad, los estudios indican que existen diferencias
significativas con la resiliencia (Sánchez y Robles 2014; Amar et al., 2014,
Palomar & Gómez, 2010), en donde a mayor edad mejores recursos resilientes
(Amar et al., 2014; Campbell et al., 2019; Gonzáles-Arratia & Valdez, 2015).
Sin embargo, también se evidencia estudios donde no han encontrado diferencia
(Quiceno & Vinaccia 2012; Saavedra & Villalta, 2008).
Continuando con otras variables sociodemográficas, estudios
demuestran que no hay un consenso sobre la relación entre resiliencia y sexo
(Olmo, 2017; Sánchez y Robles, 2014). Sin embargo, investigaciones recientes
demuestran que las mujeres tienen mayor nivel de resiliencia (Vicente &
Gabari, 2019). En el contexto educativo, las mujeres docentes manifiestan
poseer conductas más resilientes (Tacca & Tacca, 2019). No se puede
concluir que exista una diferencia en cuanto al sexo, pero si se puede sostener
que el perfil de resiliencia entre mujeres y varones es diferente (Saavedra y
Villalta, 2008). Los varones establecen mayores vínculos y las mujeres tienen
mejores índices de realización personal, además de apoyo social, y conducta
prosocial (Palomar & Gómez, 2010; Zurita et al., 2017; Lazaridou &
Beka, 2014; González – Arratia & Valdez, 2013; Saavedra y Villalta, 2008).
Respecto al estado
civil, se encuentran diferencias significativas (Palomar y Gómez, 2012), donde
los casados en comparación a los solteros se perciben más fuertes y confiados
consigo mismos. Sin embargo, cuando se está expuesto a una enfermedad crónica
estas diferencias desaparecen (Quiceno & Vinaccia, 2012). En relación con
el tiempo de servicio existe diferencias significativas en la dimensión de
bienestar físico a favor de aquellos que cuentan con una mayor experiencia
laboral (Lazaridou & Beka, 2014).
Por otra parte,
existen indicios que demuestran que identificarse con la cultura propia ayuda a
desarrollar características resilientes (Vanistendael, 1994, citado en Segovia
et al., 2020). Asimismo, se ha demostrado que las condiciones del lugar de
trabajo afectan a la capacidad resiliente del docente (Gallegos & Tinajero,
2020; Segovia et al., 2020). Por otra parte, la carga familiar es considerada
una fuente de apoyo emocional que promueve la conducta resiliente (Olmo, 2017;
Palomar & Gómez, 2010; Seccombe, 2000).
De acuerdo con Bustamante y Mundaca (2012) en el sector educativo, la
condición laboral influye en la resiliencia. Cabrera et al. (2016) encontraron
que las personas mejores preparadas académicamente mostraban mayor confianza en
sí mismo y fortalezas internas. Existe información que las condiciones de vida
no tienen relación con la resiliencia (Martínez, 2004).
Las
investigaciones a nivel nacional muestran que los estudios se enfocan en las
características y estrategias personales que utilizan los docentes para superar
la adversidad (Segovia et al., 2020). Con relación a la variable edad, se
observa que a menor edad mejor nivel de resiliencia (Arévalo & Quezada, 2021).
En relación con el sexo, se observa una diferencia significativa a favor de las
mujeres (López, 2012). En función al tipo de gestión y la condición laboral la
resiliencia se encuentra el nivel medio, pero si hay una mejor puntuación en
los contratados (Arévalo & Quezada, 2021). Finalmente, respecto al tiempo
de servicio, los resultados apuntan a tener una mejor resiliencia en función a
la percepción de apoyo en los docentes con menor tiempo de trabajo y autoestima
y aprendizaje a favor de aquellos con un tiempo de experiencia mayor (Cruz, 2012).
Los antecedentes
internacionales y nacionales evidencian una abundante información respecto de
la resiliencia en directivos docentes en relación a las variables sexo, edad,
factores familiares y nivel educativo, mas no se encuentra evidencia que profundice
en su relación con otros factores sociodemográficos, tales como son las
condiciones de vida, constitución y carga familiar, situación laboral y grados
académicos. En tal sentido, esta investigación busca determinar la relación de
estos factores sociodemográficos con la resiliencia en directivos de
instituciones educativas públicas del Perú. Los resultados podrán ser
utilizados por las autoridades competentes y en base a ello construir un perfil
de directivo resiliente, el cual puede ser un indicador para realizar los
procesos de selección y promoción de personal directivo. También podría ayudar con
el diseño y desarrollo de programas de capacitación docentes, no solo a nivel
de conocimientos sino también a nivel de habilidades socioemocionales que
favorezcan la resiliencia en ellos.
Método
Tipo y diseño de
investigación
La investigación,
según la naturaleza de sus datos, corresponde a una metodología cuantitativa
(Bisquerra,1989, como se cita en Salgado-Lévano, 2018). Por otro lado, corresponde
a un diseño no experimental, transversal, correlacional no causal (Hernández et
al., 2014).
Población y muestra
La población
estuvo conformada por 7189 directores y subdirectores de instituciones
educativas de gestión pública que participaron en la implementación de una certificación
de segunda especialidad en una Universidad Privada de Lima.
La muestra quedó constituida
por 2425 directivos de las siguientes zonas geográficas: San Martín, Loreto y
Ucayali, la cual estuvo conformada por 940; Arequipa, Tacna y Moquegua con un
total de 845. Finalmente, Pasco, Huánuco y San Martín estuvo conformado por 640
docentes.
La distribución de
los participantes en relación con algunas variables sociodemográficas fue: varones
(59.9%), edad (48.9%) se encuentran
entre los 50 a 59 años, son casados (63.6%),
con familia integrada por esposa e hijos (64.2%), con tres personas
dependientes (28.2%), sin familiares que requieran una atención especial
(75.5%), cuentan son seguro de salud (99.8%), tienen desagüe (91.4%), tienen
servicio de agua potable (88.8%), cuentan con alumbrado público (98.7%), no
tienen teléfono fijo (53.8%), cuentan con servicio de internet (82.9%), cuentan
con servicio de cable (82.1%), cuentan con servicio de celular (99.7%),
coinciden en el lugar de origen con su residencia y trabajo (67.5%), tienen
entre 21 a 30 años de servicio (51.4%), se encuentran en el nivel IV de la
carrera pública magisterial (47.9%), tienen estudios de maestría (55.9%) y no
cuentan con el grado académico (60%).
Instrumentos
Ficha
sociodemográfica
Para recoger los
factores sociodemográfica de los participantes, se diseñó una ficha de
recolección de datos, al cual fue validada por especialistas en educación. Este
instrumento recoge información relacionada con las siguientes dimensiones: Datos
generales (sexo, edad, estado civil, ubicación -lugar de nacimiento,
lugar donde reside y lugar donde trabaja), Constitución y carga familiar
(tipo de familia de origen, tipo de familia actual y carga familiar), Condiciones
de vida (seguro de salud, servicio de agua y de desagüe, alumbrado
eléctrico, internet, teléfono fijo, teléfono móvil y cable), Situación
laboral (tiempo de servicio, escala en la carrera pública,
características de la docencia, tiempo de servicio como director, docencia y
condición laboral), Característica de la institución educativa y Grados
académicos obtenidos (tipo de institución donde estudió, tipo de
institución que dirige, estudio de posgrado realizado y grado obtenido), que
hacen un total de 33 ítems (Anexo A).
Escala de
Resiliencia Docente (ER-D)
Para medir la
resiliencia se administró la Escala de Resiliencia Docente (ER- D)”, elaborada
por Guerra (2013) en el Perú. Es una escala con 4 dimensiones y 71 ítems (algunos
inversos). Con respuestas de tipo Likert que va desde l al 5. Se aplica a
docentes de instituciones educativas de Educación Básica Regular de los tres
niveles: inicial, primaria y secundaria. La evidencia de validez basada en el
contenido reportó una V de Aiken de .91 para la escala general y.87 y .94, para
sus dimensiones. La validez estructural fue realizada a través del análisis
factorial exploratorio, el índice de adecuación muestral fue igual a .96. La fiabilidad del instrumento reportó para el
primer factor un alfa igual .96, para el segundo .88, para el tercero .56 y
para el cuarto alcanzó el valor de .69.
Procedimiento
La investigación cumple el Código de Ética de la Asociación Americana de
Psicología (APA, 2020) y del Código de ética y deontología de los psicólogos
del Perú (Colegio de Psicólogos del Perú, 2017). Se solicitó y se obtuvo la
autorización para el uso del instrumento. Asimismo, se solicitó el permiso al
Rector de la Universidad. Con su visto bueno, se coordinó la aplicación del
material. Antes de la aplicación de los instrumentos, se solicitó a cada uno de
los participantes su consentimiento informado. La aplicación se llevó a cabo de
manera individual en un ambiente privado, libre de ruido, con la suficiente luz
y en un horario de mañana.
Resultados
Análisis de
evidencias de validez y confiabilidad de la Escala de Resiliencia Docente
(ER-D).
Tanto las
evidencias de validez como de fiabilidad se realizaron en una muestra de 710
docentes de la región Callao. La Escala de resiliencia docente de Guerra (2013)
fue modificada para cumplir con los propósitos del estudio. En tal sentido, se
eliminaron todos aquellos ítems redactados de manera inversa (Suárez-Álvarez et
al., 2018), luego de ello quedaron 38 ítems y las cuatro dimensiones
originales. Asimismo, teniendo en consideración el marco teórico, Henderson y Milstein
2003, como se cita en Gurr & Day, 2014), se decidió enfocarse en la
construcción de la resiliencia y omitir la dimensión vinculada con mitigar los
factores de riesgo del ambiente (que tenía solo un ítem). Como resultado de
este proceso, quedó una escala compuesta por 37 reactivos agrupados en tres
dimensiones, denominadas: Participación significativa, Autoestima y aprendizaje
y Percepción de apoyo.
Los resultados de
validez de contenido indicaron valores del coeficiente V de Aiken superiores a
.70. Se evaluó la evidencia de validez
mediante un análisis factorial exploratorio, empleando el software JAMOVI
(versión 1.8.1.0), obteniendo unos índices de bondad de ajuste adecuados, con
un valor de KMO = .981 que se encuentra dentro de los parámetros esperados.
Asimismo, se obtuvo un X2 = 22027 y p=0.000, lo que deja en evidencia la
pertinencia del análisis factorial. Se observa una estructura unidimensional
que explica el 49.1% de la varianza total, empleando el método de Mínimos
Residuales y rotación Oblimin. Asimismo, el ítem 30
no obtuvo una carga factorial aceptable, por lo que fue descartado del
instrumento. En tal sentido, el instrumento quedó constituido por 36 ítems.
Para determinar la
consistencia de las puntuaciones de la Escala de Resiliencia Docente (ER-D), se
emplearon los coeficientes Alfa estandarizado y Omega de Mac Donald, los cuales
se presentan en la tabla 8. Se obtuvieron coeficientes superiores a .70, lo
cual indica una buena confiabilidad de consistencia interna.
Asimismo, se
decidió establecer baremos para de la Escala de Resiliencia Docente (ER-D).
Análisis descriptivo
de las variables
Para el análisis
descriptivo se empleó el cálculo de los valores mínimo y máximo de la variable
estudiada, así como la media, desviación estándar y coeficiente de variación.
Posteriormente, para el análisis inferencial se empleó el cálculo de Odds Ratio
(OR), intervalos de confianza al 95%, Chi-cuadrado y probabilidades de
significancia estadística. Los análisis estadísticos fueron realizados con el
software IBM SPSS Statistics versión 25. Se dividió a
la muestra en dos grupos: con resiliencia baja y con resiliencia alta. Para
este propósito, se empleó el baremo elaborado para la muestra de investigación,
tomando en cuenta los percentiles 25 y 75, respectivamente.
En la Tabla 2 se
observa que los docentes con baja resiliencia obtuvieron puntuaciones entre 36
y 155 puntos; y aquellos docentes con alta resiliencia alcanzaron un puntaje
entre 173 y 180 puntos. Por otro lado, la dispersión fue baja en ambos grupos;
es decir, se evidencia un nivel de resiliencia homogéneo.
Análisis
inferenciales
Debido a que la
mayoría de los datos son categóricos, se empleó el cálculo de probabilidad o
posibilidad que un docente sea resiliente bajo ciertas condiciones, mediante el
empleo de los Odds Ratio (OR) con sus respectivos intervalos de confianza y su
significancia estadística mediante la prueba Chi-cuadrado. Asimismo, se ha
creído conveniente establecer la comprobación de cada uno de los objetivos en
función de los indicadores que presenta cada factor sociodemográfico. En este
sentido, si uno o más indicadores se relaciona en forma significativa (Sagaró &
Zamora, 2020; Camacho-Sandoval, 2008) con la resiliencia, se rechaza.
Se halló relación
estadísticamente significativa entre los datos personales y la resiliencia en
directivos de instituciones educativas públicas del Perú. En la tabla 3 se muestra
evidencia que el sexo del docente constituye una variable relacionada con la
resiliencia, de tal manera que ser del sexo femenino brinda una ventaja de 1.59
veces más de presentar un nivel de resiliencia alto (p < .01); mientras que
ser del sexo masculino solamente brinda una ventaja de 0.63 veces más de
presentar un nivel de resiliencia alto (p <.01). Las demás variables
personales no obtuvieron una relación estadísticamente significativa con el
nivel de resiliencia.
Existe relación estadísticamente significativa entre la constitución y carga familiar; y a la resiliencia en directivos de instituciones educativas públicas del Perú. En la tabla 4 se presenta la evidencia que el número de dependientes constituye una variable asociada con la resiliencia, de tal manera que tener tres dependientes brinda una ventaja de 0.63 veces más de presentar un nivel de resiliencia alto (p < .05). Las demás variables de constitución y carga familiar no obtuvieron una relación estadísticamente significativa con el nivel de resiliencia.
Existe relación
estadísticamente significativa entre las condiciones de vida y la resiliencia
en directivos de instituciones educativas públicas del Perú. En la tabla 5 se
presentan la evidencia que contar con el servicio de internet constituye una
variable relacionada con la resiliencia, de tal manera que tener internet
brinda una ventaja de 1.60 veces más de presentar un nivel de resiliencia alto
(p < .05). Las demás variables de condiciones de vida no obtuvieron una
relación estadísticamente significativa con la resiliencia.
Existe relación
estadísticamente significativa entre la situación laboral y la resiliencia en
directivos de instituciones educativas públicas del Perú. En la tabla 6se
presentan los resultados, en donde se halló evidencia que alguna variable de
situación laboral se encuentra relacionada con la resiliencia (p < .05).
Existe relación
estadísticamente significativa entre los grados académicos obtenidos y la
resiliencia en directivos de instituciones educativas públicas del Perú. En la
tabla 7 se presentan los resultados, donde se halló evidencia que contar con
estudios de maestría y doctorado ofrece una ventaja de 2.28 veces más de
presentar un nivel de resiliencia alto (p < .05), así como el no haber
obtenido un grado académico de posgrado constituye una variable relacionada con
la resiliencia, de tal manera que brinda una ventaja de 0.66 veces más de
presentar un nivel de resiliencia alto (p < .05). Las demás variables no
obtuvieron una relación estadísticamente significativa con el nivel de
resiliencia.
En relación con el
objetivo general, se encontró que las mujeres presentan una ventaja de 1.59 veces
más de presentar un nivel de resiliencia alto (p < .01), tener tres
dependientes brinda una ventaja de 0.63 veces más de presentar un nivel de
resiliencia alto (p < .05), contar con internet brinda una ventaja de 1.60
veces más de presentar un nivel de resiliencia alto (p < .05), haber tenido
estudios de maestría y doctorado ofrece una ventaja de 2.28 veces más de
presentar un nivel de resiliencia alto (p < .05), así como el no haber
obtenido un grado académico de posgrado constituye una variable relacionada con
la resiliencia, de tal manera que brinda una ventaja de 0.66 veces más de
presentar un nivel de resiliencia alto (p < .05). Todos estos hallazgos se
han evidenciado a partir de la contrastación de cada una de las hipótesis
específicas tal como se demuestra a continuación. En tal sentido se rechaza la
hipótesis nula de manera parcial.
Discusión
En relación con
los datos personales y la resiliencia en directivos de instituciones educativas
públicas del Perú, se encontró evidencia que indica que pertenecer al sexo
femenino brinda una ventaja de presentar un nivel de resiliencia alto; mientras
que ser del sexo masculino brinda una ventaja menor. Esto implica que, en el
ámbito educativo, las mujeres presentan un mejor desenvolvimiento resiliente,
tal como lo señalan diversos autores (Tacca & Tacca, 2019; Vicente &
Gabari, 2019; González–Arratia & Valdez, 2013; López, 2012). López (2012)
en su investigación encontró que las mujeres presentaban mejores competencias
sociales vinculadas a sentirse capaces, por ser respaldadas y reconocidas por
sus instituciones educativas, y apoyar a sus colaboradores de manera activa y positiva.
Estos resultados también coinciden con lo señalado por González–Arratia y
Valdez (2013), quienes encontraron diferencias significativas a favor de las
mujeres con relación a la empatía en 4 grupos de edades diferentes (de 9 a 59
años).
Estos hallazgos
podrían explicarse tomando en consideración lo reportado por Palomar y Gómez
(2010), quienes inciden en el factor sexo como una característica que distingue
el desempeño de las mujeres en relación a los hombres, dado que cuentan con
mayores factores protectores internos (de índole personal) y factores
protectores externos (del contexto donde se desarrollan) que les permiten
construir una mayor resiliencia en ellas. Del mismo modo, Bruyn y Mestry (2020)
señalan que el liderazgo de las mujeres depende de cómo ha sido experimentada
la resiliencia y otros mecanismos de afrontamiento cultivados durante su
infancia y su niñez (factor protector interno), donde el entorno familiar
positivo (factor protector externo) es determinante para la construcción de ello.
Por otro lado,
existen autores cuyos datos difieren con los resultados encontrados en la
presente investigación, ya sea porque encuentran que los hombres puntúan más
alto que las mujeres respecto de la resiliencia (Arévalo y Quezada, 2021;
Zurita, 2017 y Lazaridou y Beka, 2014) o porque no encuentran diferencias
significativas según el sexo (Saavedra y Villalta, 2017; Sánchez y Robles 2014;
Quiceno y Vinaccia, 2012). Por ejemplo, Arévalo y Quezada, (2021) encontraron
que los hombres presentan un mayor porcentaje en puntuaciones altas de
resiliencia. En esta misma línea, Zurita (2017) indica que cuando aumenta la
percepción de la competencia personal y los sentimientos de satisfacción en los
hombres, mayor es su capacidad para sobreponerse a experiencias negativas.
Estos resultados pueden explicarse dado que su estudio se enmarca dentro del
ámbito del deporte y de la competición; y es en este contexto donde el desempeño
físico y la satisfacción de obtener buenos resultados es esperable en los
varones.
Respecto a la
variable edad en esta investigación no se obtuvo una asociación significativa
con el nivel de resiliencia. Este resultado coincide con Lazaridou y Beka
(2014) y Saavedra y Villalta (2008). Sin embargo, difieren con otras
investigaciones realizadas (Suárez y Bagnasco 2016; Sánchez y Robles 2014; Amar
et al., 2014; Palomar y Gómez, 2010). Estos autores encontraron que si existen
diferencias estadísticamente significativas en las dimensiones de resiliencia a
favor de las personas que tienen una mayor edad. Esto puede deberse a que es
más probable que hayan experimentado eventos adversos que estimularon el
desarrollo de la resiliencia. En otro sentido, Arévalo y Quezada (2021),
González-Arratio y Valdéz (2013) y Cruz (2012), también encontraron diferencias
significativas, pero a favor de los grupos de edades correspondientes a los
adultos jóvenes (18-30 años). Estos resultados pudieran deberse a que lo
importante no es el número de años, sino los retos que se les presentan durante
el ciclo vital.
En razón con la
variable estado civil, se encuentran coincidencias con la investigación
realizada por Quiceno y Vinaccia (2012), quienes no encontraron diferencias
significativas en función a esta variable en una muestra colombiana. Estos
resultados difieren con los encontrados por Palomar y Gómez (2010), quienes
hallaron que los casados muestran mayor resiliencia en lo que respecta a la
dimensión de fortaleza y confianza en sí mismo mientras que los solteros
obtuvieron una puntuación mayor respecto de la dimensión apoyo social en
comparación de los casados. Esto puede deberse a que la responsabilidad que
implica formar una familia es un reto que potencia las competencias resilientes
necesarias para enfrentar este ciclo vital familiar, haciendo que los casados
se sientan más confiados en sí mismo, mientras que los solteros pueden tener
más oportunidades de socialización donde pueden desarrollar un mayor número de
redes sociales en quienes apoyarse.
En relación con la
constitución y carga familiar (tipo de familia de origen, tipo de familia
actual y carga familiar), y la resiliencia, se encuentra asociada en forma
significativa. Los resultados muestran que el número de dependientes constituye
una variable relacionada con la resiliencia, de tal manera que tener tres
dependientes brinda una ventaja de presentar un nivel de resiliencia más alto.
Esto puede ser considerado de esta manera porque, tal como lo señalan los
autores, no es posible hablar de resiliencia en ausencia de condiciones de
adversidad; y en el contexto de tener la responsabilidad de educar y sostener las
necesidades de tres miembros de la familia involucra un desafío que requiere
mostrar todos los recursos resilientes que tenemos para ofrecerles una buena
calidad de vida. Este evento se transforma, como lo indica (Cyrulnik, 2003), en
el germen de la resiliencia, para superar los obstáculos que se convierten en
el estímulo al esfuerzo sostenido hacia la consecución de una meta que
caracteriza a las personas y familias resilientes.
Otro modelo que permite
explicar el porqué de estos resultados, es el modelo de Respuesta de Adaptación
y Ajuste Familiar (FAAR), que pone énfasis en aquellos procesos activos en los
cuales las familias y/o individuos se implican para equilibrar las demandas
familiares y/o individuales con las capacidades con las que cuentan. A la vez,
este balance entre demandas y capacidades, se relaciona con los significados
que se les da en la familia o de modo particular, para conseguir un ajuste o
adaptación adecuada (Patterson, 1988, citado en Gómez & Kotliarenco, 2010).
En este sentido, contar con tres hijos que dependan de uno, en un contexto de
incertidumbre y poca estabilidad socio económica, como es la que viven los
directivos de instituciones públicas, se convierte en una demanda normativa de
estrés que requiere ser atendida y es ahí donde surgen los recursos resilientes
para enfrentarlas.
Este hallazgo
también se puede explicar mediante el concepto de entereza (Walsh, 2004), el
cual está vinculado con los estudios de individuos resilientes, donde la
superación del estrés y los mecanismos subyacentes a este, les permiten
reaccionar para recobrarse y salir adelante de forma positiva. Es así, que este
sería otro factor que permitiría explicar el por qué el mantener el cuidado de los
hijos en un número de tres está asociado a resistir y superar la adversidad.
En relación con
las condiciones de vida (seguro de salud, servicio de agua y de desagüe,
alumbrado eléctrico, internet, teléfono fijo, teléfono móvil y cable), y la
resiliencia, la investigación halló que el servicio de internet constituye una
variable relacionada con la resiliencia, de tal manera que tener internet
brinda ventaja para presentar un nivel de resiliencia alto.
La comisión de
Banda Ancha para el Desarrollo Sostenible, indica que el acceso a Internet, con
ancho de banda suficiente, es fundamental para el desarrollo de una sociedad de
información (Internet Society, 2017); y lamentablemente este acceso está
distribuido de forma desigual. En el Perú, el acceso a la internet en zonas
rurales y urbanas muestran una gran brecha; muchas zonas rurales aún carecen de
redes de banda ancha o conectividad asequible. Esto imposibilita el uso
relevante y eficaz de la tecnología por parte de los docentes, a pesar de ser
un recurso necesario que los vuelve más capaces para encarar las contingencias
que se les puede presentar en su labor como directivos. El contar con este
recurso permite al directivo tener una información rápida, crear conocimiento,
generar redes de apoyo que le permitan utilizarlas en los diferentes ámbitos de
acción, tanto personal como profesional, de modo que repercuta de manera
positiva en su gestión directiva. También le ayuda a lograr una visión de
futuro que potencie en cantidad y calidad los aprendizajes, que se generan
dentro y fuera de las aulas que gestiona. Es por ello, que contar con internet
los convierte en resilientes.
En relación con la
situación laboral (tiempo de servicio, escala en la carrera pública,
características de la docencia, tiempo de servicio como director, docencia y
condición laboral), y la resiliencia, se encuentra asociada en forma
significativa. Los resultados señalan que no se halló evidencia que la
situación laboral se encuentra relacionada con la resiliencia. Esto puede
deberse a que la resiliencia en los directivos va más allá de la situación
laboral en la que se encuentran. El docente es resiliente por naturaleza y la
gestión pedagógica implica eventos desafiantes (Gurr y Day, 2014). El hecho de
tener la responsabilidad de dirigir una institución educativa, con los retos y
desafíos que ello supone, ya es suficiente para que surjan y potencien las
competencias y habilidades necesarias para tal fin.
Estos resultados
no coinciden con lo encontrado por otros autores (Arévalo y Quezada, 2021;
Cruz, 2012), quienes hallaron diferencias significativas según el tiempo y
condición laboral. Esta discrepancia entre los resultados con la presente investigación
podría deberse a la diferencia entre las muestras (nivel educativo, condición
laboral y cargos que ocupan en la institución), lo cual podría repercutir en el
desarrollo de recursos resilientes (Bustamante y Mundaca, 2012).
Respecto a los
grados académicos obtenidos (tipo de institución donde estudió, tipo de
institución que dirige, estudio de posgrado realizado y grado obtenido) y la
resiliencia, se encuentran relacionados en forma significativa, los resultados
hallados señalan que las únicas variables relacionadas a la resiliencia son
contar con estudios de maestría y doctorado; y el no haber obtenido un grado
académico de posgrado.
Los hallazgos
encontrados coinciden con lo reportado por otros autores (Bruyn & Mestry,
2020; Cabrera et al., 2016), quienes señalan que el contar con estudios de
posgrado fortalecen las habilidades de los adultos para equilibrarse en la
interacción con los otros y con su ambiente. Estos datos ratifican la
importancia de la educación en el desarrollo de la resiliencia. Los docentes
comprenden la necesidad de superarse académicamente debido a que contar con una
mejor preparación permite, no solo tener mayores recursos cognitivos y socio
emocionales, sino que incrementa la autoestima y la percepción de autoeficacia
en el desempeño laboral. Otro aspecto por considerar para estos resultados es
el hecho que los docentes cuentan con un mecanismo de promoción (Ascenso en la
Carrera Pública Magisterial), que les permite el ascenso para asumir cargos de
mayor responsabilidad que a su vez se traduce en un incremento en su
remuneración y mejor estatus, lo que es un estímulo para continuar con sus
estudios de perfeccionamiento a nivel de posgrado.
Con relación al
objetivo general que indica que los factores sociodemográficos se encuentran
relacionados en forma significativa a la resiliencia en directivos de
instituciones educativas del Perú, podemos señalar que se cumple parcialmente,
ya que como se ha detallado, existen algunos factores relacionados
significativamente con la resiliencia y otros no.
Las implicancias
de los resultados obtenidos en la comunidad científica nos permiten reenfocar
los criterios a considerar en la selección de los directivos en las entidades
públicas. Son las competencias socioemocionales las que requieren desarrollarse
para contar con un liderazgo directivo eficiente y eficaz, también se necesita
que la adversidad esté presente para que surjan los recursos resilientes y son
las mujeres quienes en este estudio marcan una diferencia significativa. El considerar
los retos, desafíos e incertidumbre como activadores de la resiliencia es otro
aspecto por considerar. Se requiere contar con una evaluación constante para
asegurar la calidad y demostrar creatividad, proactividad, esfuerzo y deseo de
servir y crecer como comunidad educativa. Se cuenta con una muestra amplia de
las tres regiones de nuestro país (costa sierra y selva) que nos permite
perfilar con mayor consistencia estas afirmaciones que influyen en el
desarrollo de las entrevistas al momento de seleccionar a nuestros directores.
Conclusiones
Solo existen
relación significativa entre algunos factores sociodemográficos y la
resiliencia en directivos de instituciones educativas públicas del Perú. Se
halló que ser mujer, tener tres personas dependientes a cargo, contar con el
servicio de internet, haber estudiado maestría y doctorado y no haber obtenido
un grado académico de posgrado son factores de manera significativa a la
resiliencia.
El sexo es el
único factor personal tiene relación de forma significativa con la resiliencia
en directivos de instituciones educativas públicas del Perú. Ser mujer es un
factor asociado para el desarrollo de la resiliencia.
El número de
dependientes constituye el único factor de la constitución y carga familiar que
tiene relación significativa con la resiliencia en directivos de instituciones
educativas públicas del Perú. El tener 3 hijos dependientes vuelve más
resiliente al docente directivo.
Contar con el
servicio de internet es el único factor correspondiente a las condiciones de
vida, que tiene una relación significativa con la resiliencia en directivos de
instituciones educativas públicas del Perú. El contar con este servicio hace
más resiliente a los directivos.
La situación
laboral no está relacionada de forma significativa con la resiliencia en
directivos de instituciones educativas públicas del Perú.
El contar con
estudios de maestría y doctorado, así como no contar con un grado académico de
posgrado, son los únicos factores relacionados a los grados académicos obtenidos
que están relacionados de forma significativa con la resiliencia en directivos
de instituciones educativas públicas del Perú.
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Trayectoria académica
* Licenciada en Psicología y Doctora en educación. Docente principal de la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad Marcelino Champagnat, Perú.